tag:blogger.com,1999:blog-57960377009628438832024-03-13T18:05:43.434-03:00japinesbah!, leseras, cosas, decires... podría ser que fuera un punto de vistaCitizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.comBlogger113125tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-29481125886767825892010-07-04T18:59:00.000-04:002010-07-04T18:59:22.596-04:00Itaca<div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Dejemos las especulaciones para después y atengámonos a los datos. Julián Hernández Pelliecer nunca pensó en el destino, pero de a poco los acontecimientos fueron tejiéndose de manera tal en que le fue imposible no terminar creyendo en él.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Es un dato. Julián Hernández Pelliecer, hoy cree en el destino y antes no. Sus circunstancias actuales son su prisma y éste es el fundamento de la realidad que hoy percibe, desde el lugar remoto en que se encuentra. No fueron lecturas acerca de los griegos con sus faramallas de la Moira y héroes que lo son antes de serlo. Así, Julián no puede considerarse un Edipo Rey, ni ningún otro referente libresco, ni nada que se le parezca. Esa no fue la forma que lo llevó a formarse la pétrea opinión de que el destino existe. Julián Hernández Pelliecer es, digámoslo, un ignorante en esas materias.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Su creencia profunda respecto del destino, su destino al menos, le llegó en un momento de epifanía, cuando ató todos los prosaicos cabos de su vida, los que se concatenaron para iluminar un sentido. No se crea que algo extraordinario pasó en ese momento. No escuchó a nadie decir algo que cambiara el orden de las cosas, tampoco una voz interna, ni siquiera atravesó una crisis profunda. Julián Hernández Pelliecer no está loco.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Sin embargo, Julián siempre se sintió especial, y sólo es que nunca tuvo la oportunidad de demostrarlo, de demostrárselo. Tal vez se crea, nada de raro, que esa forma de sentirse especial responda naturalmente a la reflexión que hace cada ser humano acerca de sí mismo, cuando llega el maravilloso pensamiento de la contingencia, ese que hace evidente que existir no es otra cosa que una casualidad en un billón. Hernández Pelliecer pensó en eso en el liceo, cuando se explicaba la reproducción sexuada, o sea, cuando pensó en la mínima posibilidad de que se repita la posible combinación de tal ovario con tal espermio que hace que la persona resultante seas tú y no tu hermano. Eso, multiplicado exponencialmente por todas las generaciones hacia atrás, desde que un homínido parió un mutante mejor que sí mismo.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Estarán pensando que eso justamente, la casualidad más llana (por muy complicada que esta sea en la repetición constante de generación a generación), es lo contrario al destino. Es cierto, pero también hay cosas que no tienen una lógica prístina cuando se trata del pensamiento íntimo de alguien como Julián Hernández Pelliecer, quien no habitúa, ni siquiera hoy, a la reflexión sistemática.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Algunos pensaron que lo que sucedió con Hernández Pelliecer, entonces, fue el haber sufrido en carne propia el nacimiento cotidiano del pensamiento religioso, ese que se inocula en cada cuál que busca responder a una ansiedad que ha de ser satisfecha por una creencia necesariamente pétrea, dado lo etéreo de la duda. De este modo lo que habría pasado con Julián fue que llegó a confundir la casualidad con el destino, como una forma de no hacerse cargo del sinsentido total. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">No fue así, porque Julián Hernández Pelliecer no es un idiota. No es un intelectual, pero no es un idiota, quizá por lo mismo. Tampoco es un artista. Por lo que, Julián Hernández Pelliecer nunca llegó a tener tal ansiedad, y sin ella, quedan descartadas tales conjeturas.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Algo objetivo pasó en una circunstancia dada. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Julián Hernández Pelliecer, en su casa, dibujaba un 5 de mayo, su árbol genealógico. Árbol ralo, dado que él nunca tuvo un mi abuelo. O sea, era un tipo nuevo más sin anclaje en raíces de cuando la humanidad era menos de un cuarto de lo que es hoy. Como decirlo, él era producto de la penicilina y la explosión demográfica que generó una humanidad medianamente nueva, sin tradición más allá del siglo XX, y hasta ahí llegaba la raíz y copa de su arbusto.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Sin ambiciones, pero con curiosidad, Julián Hernández Pelliecer comenzó a hacer crecer las ramas del árbol, con bisabuelos, bisabuelas, tatarabuelos, tatarabuelas, y hasta colaterales, a quienes les creó personalidades particulares, cuidando que ninguna de éstas fuera lo suficientemente desbordante como para justificar la opacidad de su recuerdo (un recuerdo inventado). A cambio, las dotó de historias complejas que determinaban, según él, una gran profundidad psicológica. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Puede ser que Julián Hernández Pelliecer se haya obsesionado, pero nada lo demuestra. Mientras se abocó a crearse una genealogía, cumplió con sus obligaciones, y se le vio en situaciones sociales normales, como la navidad o la fiesta de fin de año. Fue en sus tiempos libres cuando se dedicó a tan extraña actividad.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">En la medida en que sus cálculos de edad de sus parientes lo llevaban más hacia el pasado, y el mundo se le hacía distinto y desconocido, recurrió a los referentes que cualquiera podría usar; el cine, la televisión y las clases de historia. Así, sus bisabuelos migrantes a América estuvieron en la Segunda Guerra Mundial en papeles dignos al lado de los aliados, pero secundarios, y los que se quedaron llevaron vidas bucólicas y aburridas, salvo cuando tuvieron historias románticas. O sea, los rodeó de circunstancias estereotipadas. Sin embargo, la complejidad fue por el lado de sus motivaciones. Sus parientes, así, fueron estudiantes de ciencias obsesionados con una hipótesis que resultó un error, o mujeres atribuladas por el deseo por hombres prohibidos, poetas o millonarios excéntricos, uno de los cuales fue integrado a la genealogía, por ser el verdadero procreador de uno de sus ascendientes, con lo que logró el imposible de un secreto escándalo.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Sin duda la creación de Julián era una caricatura carente de rigor histórico y abundaban las extrapolaciones desde la actualidad hacia el pasado. Así, imagino la independencia como un momento épico en que el pueblo chileno se levantó contra el yugo español, sin considerar que éste en verdad estuvo impávido y ajeno a los conflictos de la elite, por lo que es del todo inverosímil, por ejemplo, que Adalberto Hernández, su tatarabuelo inventado, fuera un comerciante de clase media bien chileno que simpatizaba con la independencia, pero que no se atrevía a entrar en política.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Cuando Julián llegó al siglo XV, supo que tenía que llevar a parte de su familia a la Edad Media y a otra al pasado prehispánico. Sin embargo, supo también que se le habían acabado los recursos para recrear las circunstancias de su parentela. No se le ocurrió investigar en los libros ni internet, porque nunca fue lector, por lo que su manera de solucionar los vacíos fue viajar.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Como no tenía plata para ir a Europa, y sólo sabía vagamente que sus ascendientes eran españoles, sin saber de qué parte exactamente, tomó la resolución de ir al Perú.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Nadie sabe bien por qué al Perú y no al sur de Chile, pese a que estaba convencido que sus parientes indígenas fueron parte de la guardia de los caciques que pelearon contra Valdivia y el resto de los españoles. Una vez escuchó por ahí que habían llegado miles de indios peruanos a Santiago y eso le bastó para tejer la historia hacia allá. Es probable que finalmente se haya impuesto sus ganas de salir del país, por sobre la verosimilitud de su historia. No hay pruebas, pero el hecho es que decidió conocer un paisaje que se le antojaba parte de sí mismo.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Anunció Julián Hernández Pelliecer sus vacaciones al Perú, sus cercanos –que nada sabían de su afición– lo felicitaron por eso y partió en enero en bus hacia Arica, cruzó en taxi a Tacna y otro bus lo llevó al Cusco, en un viaje de 39 horas que lo dejó con un dolor lumbar que casi lo hizo arrepentirse de tal viaje, más cuando pensó en el regreso.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">En la altura de Cusco, le costó creer que estaba montado en la misma cordillera que siempre tuvo frente a sí en Santiago, pues allá en Chile ésta parecía un paredón gris e infranqueable, mientras que acá era un espacio verde de recovecos habitados y labrados.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Le dolía la espalda y no se maravilló, pero sí dudó de toda su creación, pues entendió que todas las circunstancias que inventó eran a penas un rústico mapa de un territorio muy distinto. Lo entendió en términos geográficos, pero también históricos, cuando observó la humanidad indígena que, para su sorpresa, no hablaba el español, sino el quechua, una lengua que lo transportó a otra época que nunca habría imaginado en caso de haberse quedado en Chile.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">En el cuartito de hotel, Julián Hernández Pelliecer ordenó sus cosas, y dispuso sus dibujos y anotaciones en las paredes. Buscaba una historia para su tataratatarabuelo, un indígena inca sin nombre aún, que llegó con unos españoles a Chile, donde tuvo hijos con una mestiza de nombre María, la pareja que sería forjadora de un decimosextoavo de su historia.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Al otro día Hernández Pelliecer más le dolía la espalda y más desconcertado se encontraba. No sabía por donde empezar ni a donde ir. Pragmático, fue a una farmacia para preguntar por un remedio para el dolor de espalda. Compró un ungüento sin convicción, vovió al hotel, se lo aplicó y volvió a la misma inanidad. Como el ungüento no le hizo efecto inmediato, descartó salir a caminar en busca de ideas. También descartó tomar un tur e irse a Macchu Picchu, pues intuía que la historia latente estaba en la ciudad. En cambio, fue un boliche que le pareció no tan caro a tomarse una cerveza, con una libretita de notas y un lápiz.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Se tomó cinco cervezas y no escribió ni una palabra. Medio borracho, pidió un plato para almorzar. Tras comer, todo pensamiento se desvaneció. Entre el alcohol, la sangre en su estómago, la altura y el amortiguado dolor de espalda a punta de ungüentos y cerveza, su mente se fue a blanco, muy sentado sobre sí con todo el peso en el perineo.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">No fue una experiencia religiosa ni se dejó seducir por tótemes andinos, como el condor o la llama, como podría creerse si se presta mucha atención a las dudosas historias místicas de los turistas que han ido por esos paisajes, sino que fue la mera y llana sensación de nada la que lo embargó. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Tras sucumbira ese estado, todo se puso en orden, pues lo que había en sí dejó de ser, y no hay nada más claro y prístino que el vacío. Sin mediar voces ni emociones, Julián Hernández Pelliecer pagó su cuenta, se dirigió a su cuartito de hotel y metódicamente comenzó a desarmar y destruir toda la ficción acerca de su parentela, incluido aquello que tenía trazos aparentes de verdad. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Tras eso, una fuerte sensación de existencia le recorrió todo el cuerpo, al punto que pudo sentir la circulación de su sangre y el engranaje sordo de sus órganos. Sintió sus músculos pegados a sus huesos y su sistema nervioso capaz de moverlos. Sin dar la orden con la conciencia, se paró, se dirigió al balcón de su habitación y su vista, a la que hasta entonces había olvidado, minimizándola a funciones subordinadas, comenzó a escrutar el celeste del cielo, el blanco algodonado de las nubes, el verde del entorno y el ocre de las techumbres, dibujando una perspectiva única, fiel y propia, de la que se enorgulleció, pese a que sabía, sin reparar en ello, que se desvanecería a pesar de su voluntad de pervivir en ella.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-16854284246152841662010-03-14T16:56:00.002-03:002010-03-14T18:47:30.301-03:00Japines a un año de su relativo abandono<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/S50_Duz9sEI/AAAAAAAAB5c/qvW3h85lmlE/s1600-h/es-selva-amazonica-390.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="166" src="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/S50_Duz9sEI/AAAAAAAAB5c/qvW3h85lmlE/s200/es-selva-amazonica-390.jpg" width="200" /></a></div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Ando en búsqueda de palabras en voz baja, para encontrar esos murmullos que iban tan hacia lugares tan menos públicos. Últimamente la voz dirigida hacia la plaza, me carraspea, me confiere una altura y una visibilidad que me pasma. Me arrastra la plaza hacia la creencia de que ahí está lo cierto, lo correcto, y de a poco siento que todo cobra tintes sacerdotales. Voces de corrección y crítica. Sentencias. Ritos con instrucciones claras y preestablecidas.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Sin dudas dimos con una necesidad. Propia y de otros. Una colectividad que de pronto ha crecido, esperando los guadañazos certeros que pocos dan, y que –sin falsa modestia– creo que damos mejor. Y ahí estoy yo, semi seudónimo, semi yo mismo, responsable de expectativas crecientes. Y sin tener tanto qué decir. Sin siquiera tener un instante de temor a la página en blanco, porque se ha abierto una verborrea maravillosa, de muchos que han querido hablar en el tono que he propuesto, yo mismo. Así y todo a veces cansa. Cansa, aunque vea hacia atrás, y todo pareciese una gran crónica escrita colectivamente para dar cuenta de nuestro tiempo, que creo que es lo que más valoro. Escrita bajo el diápason que surgió de mi fuerza y visión, pero tan de todos.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Y así el espacio de diálogo en que me encuentro, éste ejercicio mismo, ha ido cediendo frente a este especie de éxito, que buscaba tanto como desconocía. Y veo este pobre y llano jardín que una vez fue Japines, tan descuidado. Casi ajeno, si lo comparo con la potencia de su hijo. Cercenado de una intimidad, que se me figura ridícula, si lo comparo con la potencia de su hijo. Y sin embargo me es tan más propio, comparado con su hijo.</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Pudor me da al escribir estas palabras, como si creyera que de pronto todos los desconocidos que he convocado, llegarán a ellas a descubrir que tras las sentencias, la crítica, lo sardónico y todo lo que es El Citizen, hay muchos más dudas y parajes incompletos, búsquedas sin brújula. Una especie de desnudez, que sin embargo quiero exponer para volver a perseguir esos otros objetivos, que nunca fueron concebidos en esa categoría tan grave. Un propósito tan simple como dar con la voz propia, incluir la fragilidad y olvidar las metas. </div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"><br />
</div><div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Güelcom tu Japines</div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-75228118128054714292009-07-10T09:03:00.002-04:002009-07-10T09:07:30.090-04:00Episcolario: intereses dispares<h3 class="post-title entry-title"> </h3> <div class="post-body entry-content"> <div style="font-family: arial;" id=":31" class="ii gt"><div style="margin: 0in 0in 0pt;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s1600-h/chalo.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 96px; height: 113px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s400/chalo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5325335282036535714" border="0" /></a><br /><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br /></span></span></p><br /><span lang="ES-CL"><span style="font-size: 100%;"><br />Andrés,</span></span></div></div></div><br /><span style="font-family: arial;">Comparto tu perplejidad respecto de tu nuevo status laboral. Me pasó lo mismo hace unos años, cuando declaré a quien quisiera escuchar que me retiraba del periodismo y no volvía a esclavizarme con la actualidad de un diario cual jubilado haciendo hora para que llegue su compañero de ajedrez. Juraba que de ahora en adelante la academia sería lo mío, pero dos años en una universidad gringa me convencieron de lo contrario. Pese a que sigo retirado de la profesión, mi trabajo me obliga a estar pendiente de todo y por lo tanto no puedo desintoxicarme de la prensa y vivir mi sueño de vivir aislado en mi casa, escribiendo desde mi refugio atómico subterráneo. Algún día me gustaría que me hicieran una intervención de esas que salen en la tele, donde entras al living y de sorpresa te encuentras con todos tus seres queridos mirándote con cara de preocupación. Ojalá me prohibieran seguir leyendo diarios y viendo canales de noticias, que a estas alturas es casi lo único que miro en la tele.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Una cosa que me imagino ha sido favorable es el flujo de caja. Ya hemos llorado bastante con eso de esclavizarse a un trabajo, pero siempre es bueno recordar que la vida de empleaducho suele tener un beneficio: no pensar en qué animal vas a tener que cazar mañana para parar la olla. Estoy leyendo un ensayo del economista alemán Werner Sombart acerca de por qué el socialismo nunca echó raíces en EE.UU y se detiene bastante en el hecho que los trabajadores gringos, al tener un estilo de vida relativamente más alto que el europeo, sencillamente se achancharon y nunca construyeron redes solidarias como las de los otrora ideologizados sindicatos de Europa. Naturalmente, hay miles de otros factores que refuerzan el fenómeno – el duopolio Demócrata-Republicano, la influencia de la frontera para atizar el desplazamiento geográfico de los trabajadores (y por ende la imposibilidad de crear comunidades arraigadas), el endiosamiento de la propiedad privada, las constantes oleadas migratorias que reforzaban las identidades étnicas en vez de las de clase, las luchas entre grupos étnicos avivadas desde la gerencia, etc. – pero siempre volvemos a cómo la aparente seguridad económica en una época de inseguridad absoluta nos termina domesticando y escondiendo al viejo yo criticón debajo de la alfombra.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Hablando de divisiones entre los trabajadores, el otro día me pasó algo curioso. Resulta que en mi trabajo ultra políticamente correcto, tenemos meses para homenajear todo: a la mujer, la comunidad homosexual, los hispanos, los asiáticos, etc. En este momento está terminando el mes del orgullo gay. Una de las actividades que organizaron fue una charla con una abogada acerca de la discriminación legal hacia las parejas homosexuales en asuntos como la jubilación, adopciones, herencias, etc. Todo se centraba en las maneras en que distintos estados han tratado de aprobar legislación para consagrar las “uniones civiles” (eufemismo para matrimonio homosexual y tema sobre el que Frei 2.0 está “abierto” a conversar pero no a hacer algo) y aminorar los efectos de una ley federal aprobada en los tiempos de Clinton (lo que confirma mi postura de no inscribirme jamás en registro electoral alguno) que define el matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer. Una de las cosas interesantes de un gobierno federal es ver las diferencias regulatorias que se dan en un mismo país y cosas como que mientras Washington, DC se apresta a legalizar las uniones civiles, en Ohio la constitución del estado les prohíbe cualquier derecho como pareja. Más fascinante aún es ver cómo las organizaciones pro y anti matrimonio gay trabajan detrás de las sombras, forman coaliciones con otros grupos (inmigrantes, jubilados, etc.) para aprobar determinada legislación y en general consiguen logros en un ambiente dominado por las escaramuzas y la propaganda.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Pese a que, como sabrás, éste nunca ha sido un tema que me quite el sueño, sí me interesa ver cómo una sociedad que se compra tanto sus mitos mesiánicos de libertad y justicia y hasta hace poco se vanagloriaba de logros tan ridículos como haber “liberado” a las mujeres de Afganistán, le niega de forma tan rampante derechos a ciertos segmentos de su población. Algo que me llamó la atención fue que en el público solamente habíamos dos heterosexuales, evidencia del desinterés que genera el tema entre la gente pretendidamente progre de mi trabajo. No debiera sorprenderme, porque lo mismo ocurre durante los otros meses. A las actividades de los negros, va una mayoría de afroamericanos, a las de los asiáticos asiste una mayoría de orientales, etc. De todas formas, el trabajo no define a la gente y en general las personas, progres o no, son poco ideologizadas. Una vez terminada la charla de la abogada, una colega lesbiana se me acercó para agradecer mi asistencia. No supe qué contestarle. Yo no lo encuentro nada anormal y, como te dije, me sorprende más que otra gente que se dice progresista (no como yo), no sintiera curiosidad alguna por los problemas de sus compañeros de trabajo.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Pues bien, esa es la primera parte de mi historia. El segundo capítulo tuvo lugar la semana pasada, cuando mi sindicato tuvo una reunión de miembros. Uno de los temas en la agenda era el exigir mejor compensación para los empleados bilingües, ya que dado nuestro conocimiento de un segundo idioma terminamos haciendo más trabajo que los que solamente hablan inglés. A modo de ejemplo, mi pega es exactamente igual al de la demás gente en mi departamento, con la diferencia que dado que soy el único hispanoparlante, edito todas nuestras publicaciones en español. La propuesta fue escuchada pero encontró resistencia entre algunos de los asistentes. Uno de ellos era una afroamericana que justo la semana anterior había estado reclamando por las disparidades legales que impedían que su pareja (mujer) fuera carga en su isapre. Quedé para adentro. Uno de sus argumentos para oponerse a una mejor paga para los hispanoparlantes era que ella también hablaba un segundo idioma, el creole, que en este país solamente tiene presencia en Louisiana. Yo le dije que no teníamos ningún miembro que hablara creole y, por el contrario, tenemos cientos de miles de hispanoparlantes, los que aumentan día a día. Su respuesta fue que eso daba lo mismo. Si no es porque la discusión terminó por falta de tiempo, no sé en qué habría acabado. Todavía no puedo creer que por envidia o por esa pueblerina mediocridad gringa que se resiste a aprender un segundo idioma, una trabajadora supuestamente oprimida esté dispuesta a cagarse a sus propios colegas.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">La pertenencia a un grupo étnico o el tener una determinada orientación sexual no te obliga a tener un solo tipo de ideas o simpatías políticas – de hecho, este fin de semana conocí a un homosexual que trabaja en el departamento de marketing de la Asociación Nacional del Rifle – pero en este caso la hipocresía me dio nauseas. Es como decir: “¡sí a los derechos de los homosexuales y los afroamericanos, pero a la mierda con esos espaldas mojadas que hablan idiomas raros!”. No lo entiendo y es más, me parece una nueva confirmación de todas mis ideas sobre el multiculturalismo y la neurosis identitaria.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Pero no nos pongamos tan densos. La vida en este manicomio me sigue tratando bien y veo que por tu parte Chilistán te agasaja de lo mejor, pese a que por el momento te veas abrumado por el trabajo. Toda la misantropía que a veces se respira en nuestros mensajes es preocupante, pero quiero creer que más bien obedece a que es más fácil criticar (me recuerda al slogan mamón de nuestros rivales electorales en la universidad) y que, asimismo, va a disminuir con el tiempo. El fin de semana vi la última película de Woody Allen y es precisamente una oda a la misantropía. Sus personajes principales suelen ser neuróticos y odiosos pero el de esta oportunidad es particularmente huraño.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Trata a todo el mundo de “gusano” o “zombi descerebrado”, incluyendo a los niños cuyas madres le pagan para enseñarles a jugar ajedrez. Espero que no lleguemos a ese nivel. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Lo poco prolífico se debe a varias cosas. Entre ellas, trabajo, flojera y los preparativos para la llegada del Mesías, lo que implica cambiarse a un departamento más grande. Hoy firmo contrato. La novela sigue estancada virtualmente donde mismo y es más, tuve el descaro de intentar lanzarme con otra. Escribí algo así como seis páginas antes de desinflarme. Creo que a estas alturas debiera dedicarme a escribir novelas de acción. Mi sueño es que me paguen por producir novelas de esas que se vendían en los quioscos hasta los años 80, cuando el chilistaní medio (y en general la gente en todo el mundo de habla hispana) leía algo más que las instrucciones para instalar la tele de 50 pulgadas y era capaz de escribir frases con vocales, sujeto y predicado en vez de mensajes de texto a través de un celular o, peor aún, Twitter, el enemigo número uno de lo que queda de civilización. Creo que sería una excelente forma de fomentar la lectura en estos tiempos. He conversado la idea con harta gente, incluyendo editores, pero en general me han tomado tan en serio como si les estuviera vendiendo una propuesta para esterilizar a la población a través del agua potable. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;">A Chilistán voy en septiembre y luego me repliego a esperar al primogénito, que arriba en diciembre. Espero que nos alcancemos a ver y tal vez tener por primera vez en la historia una reunión oficial del comité editorial del cuasi difunto Citizen.</span><br /><br /><br /><span style="font-family: arial;">Un abrazo,</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">GB.</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-58201618085182715772009-07-05T15:01:00.002-04:002009-07-05T15:10:25.789-04:00Episcolario: Sevillanadas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SlD5fUmd_oI/AAAAAAAAAr0/tWAoKot6XcE/s1600-h/CC2.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 115px; height: 148px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SlD5fUmd_oI/AAAAAAAAAr0/tWAoKot6XcE/s400/CC2.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5355054273444839042" border="0" /></a><br /><span style="font-family:arial;"><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Estimados AA y GB:</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Disculpe usted la demora, AA. Entre su correo y el post en japines me quedo satisfecho de noticias sobre su vida. Es curioso cómo en la distancia los gestos como el no responder un correo, o tardar en ello, reemplazan la relación en persona. Es como si le hubiera llamado para ir a tomar unos schopss y fuera la segunda vez que me dice "es que tengo un cumpleaños". Este no es el caso. Me doy por enterado de su situación contractual.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Debo reconocer que ando irritable o sensible, como si hubiese luna llena. Una luz parecida es la que me debe estar causando este estado de ansiedad: la pantalla del computador. Digamos que este reemplazo lumínico está cambiando mi condición de hombre lobo por la de hombre bobo. Presiento la llegada de la miopía o el astigmatismo gracias a HP y a Microsoft, que pese a todas las inversiones en innovación todavía no solucionan el que la luz del pc te atrofie la vista (tengo la sospecha de una colusión Microsoft-Place Vandome). Ahora entiendo porqué casi todos los profesores de universidad usan lentes. Llegué a pensar que era una seña de identidad. Como se pasan encerrados gran parte del tiempo, la soledad tiene cara de libro, pues, al ponerse lentes se daban un pequeño respiro social. Pero no. Es la luz. Aunque en muchos será un arrastre genético, o sea que hay profesores de sangre azul, la universidad les corre por las venas, otros deben pasar por el rito y perder (o ganar otra) visión.</span><br /><span style="font-family:arial;">Para ser más concreto, la tesina me tiene haciendo corto circuito. A veces me pregunto en qué carajo me metí. Pienso en los que me alentaron (entre esos usté, estimado AA) y me entran ganas de urdir algún plan de venganza. Después de respirar hondo y contar hasta diez, la paz es conmigo y comprendo que ningún tiempo es perdido y que estudiar al menos me permitirá sobrellevar la pobreza con sabiduría: no hay dinero para salir pero siempre estará en la repisa Guerra y paz en su edición de regalo de revista Vea... cuando llego a ese punto sigo trabajando, más bien para no pensar.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Y así en un bucle, un ir y venir del autoestima, el rencor, la esperanza y la ironía, que este último es para más remate mi tema de investigación. Porque (¡eureka!) hacer una investigación en humanidades en realidad es preguntarse "¿qué es lo que quiere escuchar el jurado?". Entonces te inventas una serie de relaciones teóricas entre pensadores destacados (de moda), creas el efecto de texto en diálogo, le pones una excusa llamada autor (poeta, novelista, pintor) y poco más, ya tienes una investigación académica. El problema aparece cuando sabes que ese plan tan simple supone doscientas páginas de relaciones lógicas legibles. Porque escribir incoherencias en la mitad y cubrir el principio y el final con algo inteligible ya no te asegura nada. Es más probable que entre los miembros del jurado haya algún lector avezado (con el umbral del dolor muy por sobre la media) capaz de revisar hoja por hoja tu triste tesina. Esto no es el exámen de grado de la licenciatura de periodismo en el que podías dar por hecho que con suerte llegarían a leer las dedicatorias de tu tesis. Y lo entiendo. ¿Para qué leerse eso? (la palabra tesis le queda grande). No. Una tesina doctoral al menos exige al profesor llegar al índice y a las conclusiones, pero como he dicho, siempre habrá un súper héroe.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Bueno, ¿pero qué te cuento a tí, AA, si eres ducho en los avatares académicos? Te viene de sangre (usas lentes de siempre), ya has ejercido de ayudante y llevas el recuerdo de alguna que otra investigación. Olvídalo, no te he contado nada.</span><br /><span style="font-family:arial;">Pero como este es un correo largo y ser feliz despierta envidias, te cuento alguna otra razón por la que la vida actualmente me pesa.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">El calor veraniego en Sevilla es la imagen viva del infierno. No exagero. Se supone que a los escandinavos les venden el turismo en el sur de España por la luz y el sol. ¡Pero si es una calamidad! A la doce de la mañana, con treinta y cinco grados, hay que cerrar ventanas, bajar persianas y cortinas, para encender el aire acondicionado. A las tres de la tarde "afuera" es una entelequia. No anda ni dios, pero los guiris (gringos, alemanes, suecos, etc) disfrutan del exótico calor andaluz siendo pulverizados por la radiación solar.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Es el invierno del que huyen los daneses: oscuridad y máquinas que permiten la vida humana. Ni hablar de los días en que hay levante. Un viento que viene de África cargado de polvo en suspensión (del Sáhara) arrastrando un aire caliente que sube las temperaturas hasta los 45 grados o más. Dicen que esto siempre ha sido así, pero Greenpeace, siempre poniendo la nota de cordura, habla de la africanización de Andalucía (¿no se referirán a los miles de subsaharianos que llegan en pateras y están formando verdaderos campos de refugiados en las periferias?).</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Debo reconocer que tardé en darme cuenta de lo insoportable que es todo esto. El poder de la mente es increíble: al principio era todo muy exótico y el aire acondicionado me parecía un lujo antiecológico e innecesario. Caminaba por las calles creyendo que reinvindicaba el uso del espacio público en contra de las máquinas que nos lo quitan. Es cierto que la sensación térmica es muy superior gracias al aire caliente con el que colaboran las miles de máquinas de aire acondicionado que funcionan en la ciudad (autos, buses, grandes tiendas, cada casa y depto.). Pero renuncio a mi llamado a ser San Manuel Bueno, mártir. Debo seguir viviendo para rescatar a la humanidad luego. Si muero ya no hay nada que hacer. Mientras escribo esto, la máquina, aparte de soplarme su fresco aire hidrogenado en la espalda, me susurra su traqueteo de aparato viejo y come-ahorros.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Conclusión: aparte del amor y la esperanza de un mundo mejor, pocas cosas me mantienen con vida.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">De este modo me uno con modestia a esta serie de correspondencias entre prematuros jubilados incólumes. Aunque lamento la autoreferencia excesiva de ésta mi primera carta, espero estar a la altura de vuestras reflexiones hilarantes, agudas y apocalípticas (¿qué más se le puede pedir a una reflexión?) que he seguido hasta ahora con el silencio del peregrino que oye la voz guía de dos iracundos santiagos.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">CCN (no CNN)</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-71326399633631372852009-06-28T12:24:00.001-04:002009-06-28T13:59:20.814-04:00Episcolario: escribir<div id=":1l0" class="ii gt"> <h3 class="post-title entry-title"> </h3> <div class="post-body entry-content"> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s1600-h/Citizen.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 88px; height: 84px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s400/Citizen.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5331306225492209138" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:arial;"><br /></span></div><p><span style="font-family:Arial;">Estimado,</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">Creo que estoy en condiciones de responder tu carta, sólo después de una larga cuarentena que decidí darle a esto de tecletear, al menos con propósitos menos instrumentales que los del oficio al que finalmente he vuelto, pese a todas mis invectivas.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;"> Sí, volví a la periodistez, lo que comportó en lo inmediato el uso intensivo de las palabras y un cambio sustantivo en mi relación con ellas, a las que he tenido que someter a rutinas y esquemas, con el propósito de alcanzar estándares de producción industrial. Así, el escribir se me ha vuelto un ejercicio mecánico en el que abundan fórmulas tales como “si bien es cierto”, “tanto, en cuanto, como”, “de tal manera o de este modo” y todas esas expresiones que salen de una caja de herramientas diseñada para narrar sucesos que por muy novedosos que sean, responden a una pauta preestablecida desde tiempos remotos. Si hasta me imagino a los heraldos del imperio romano contanto los pormenores de la batalla en que Julio César derrotó a Pompeyo, tal y como lo hago yo con el tema del ingreso de Cuba a la OEA. Por eso, temía y temo que este retorno a japines resulte en ese tenor.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">Lo peor de todo es que no supe cómo ni cuándo pasó, pues no logro identificar el momento mismo de la vuelta al oficio con la circunstancia exacta de sentarme por primera vez frente a un computador desconocido para producir lo que se me ha encomendado y por lo que se me paga. Supongo que tengo esa sensación porque ya estaba en la periodistez desde antes, pues de cierta manera el haber fundado <span style="font-style: italic;">El Citizen</span> y haberle conferido una lógica medial fue un suceso que de manera oblicua e imperceptible me fue arrastrando hasta el punto actual, en el que las palabras componen mi tiempo y economía.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">El tránsito fue imperceptible, porque en el afán de cumplir con la promesa esa de ser una “revista diaria”, que ahora no sé como sostener, el blog adquirió una marcha y cadencia ajena a mi propia voluntad, lo que me ha inducido una locuacidad falsa, en el sentido que no responde a mi ritmo interior ni al flujo y reflujo natural que emana de la relación entre lo sensible y lo fáctico, sino que a las expectativas de un respetable público que se ha acostumbrado a degustar palabrejas a diario. Claro, tuve la astucia de envolver a los lectores y convencerlos de escribir, lo que me alivia bastante, pero aún así, la labor propia de editor no quita que el universo de lo expresado esté volcado hacia un afuera que veía lejano, por la fantasía de haber creído alcanzar una distancia suficiente de lo banal y lo prosaico, aspectos que inevitablemente aparecen con porte alto al tratar la realidad que buscamos ironizar.<br /></span></p><p><span style="font-family:Arial;">El resto de la historia es justamente<span> </span>banal y prosaica: necesitaba plata, me ofrecieron algo bueno, dije sí y ni sentí ni me cobré el renuncio, porque, como ya dije, estaba en la periodistez de antes, aunque no haya tenido conciencia de ello.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">No digo que trabajar de periodista sea malo ni estoy renegando de <span style="font-style: italic;">El Citizen</span>, sino constato cómo de pronto el escribir se me volvió un instrumento antes que un sentido, lo que me lleva a entender porque cada vez que escribo privilegio la síntesis por sobre cualquier otra virtud. Yendo al mismo blog, en un principio, tal vez porque la novedad es un aliciente para el entusiasmo, me salían palabras burbujeantes y centelleantes, porque estaban compenetradas con el propósito de crear sentidos, atmósferas y misterios de algún modo análogos a las conversaciones de cafetín y bares –cuyo máximo éxito, a mi juicio, ha sido el de la recreación, en sus dos acepciones, tanto esa que se asocia con el placer del ocio, como esa que permite traer de vuelta al presente lo que había quedado anclado en el pasado– pero que, con el correr de los días, el imperio de la realidad con todo su gris y su obcecada redundancia, fue minando el regusto puro del decir y al final todo declinó irremisiblemente hacia un decir para constatar, lo que implicó el advenimiento de la síntesis y el rehuir a la instancia ésta de estar diciendo estas cosas tan fuera de toda plaza o foro, pero al final más necesarias.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">Si no se entiende, sea por la atrofia consecuente del desuso de este nivel de expresión, o por otras causas aún más graves, te pongo el ejemplo de Piñera en <span style="font-style: italic;">El Citizen</span>. Después de darle dos, tres, cuatro, diez veces, la décimo primera resultó fome, pero igual hay que darle, tal como hice cuando salió la CEP, circunstancia en la que reaccioné usando un título, una foto y una pequeñísima lectura y nada más. Al final, esa simpleza dio pie para una discusión que ya va en un récord de más de cincuenta comentarios, pero eso se lo debo a la inercia causada por el trabajo previo de tratar de hacer parecer al blog una caja de sorpresas (si hasta cambio de diseño hubo), pero ya veo cuando los lectores se percaten de mis truquillos de ahorro de conceptos y tiempo, como las encuestas, y quede al desnudo el descolor de todas las bengalas que he tirado para obtener y mantener un promedio de cuarenta lectores diarios y los temas se conviertan en un chicle aburrido de mascar y capaz de llevarte al bruxismo.</span></p> <p><span style="font-family:Arial;">Tal vez todo esto provenga del simple pero soberano cansancio, pues los últimos dos meses tuve que volver al ritmo inhumano de trabajo de todos los mortales, lo que me ha restado ánimo para escribir a gusto, más aún si la actividad productiva obligatoria ha sido precisamente escribir. En fin, es como le pasaba a un colega periodista deportivo que se lamentaba por su oficio, pues éste significaba la conculcación del placer de dos de las cosas para él más caras: el escribir y el fútbol, lo que en la práctica es igual a la transformación de un sueño en pesadilla, gracias a la inefable varita mágica del trabajo, que todo lo que toca lo convierte en mierda.</span></p><p><span style="font-family:Arial;">En todo caso, <span style="font-style: italic;">El Citizen </span>tiene la gracia de que ya no depende tanto de mí, sino de los lectores y los corresponsales, y cada cierto tiempo suceden cosas que permiten renovar mi ánimo. Por ejemplo, los cuentos de la manfinfla, concurso que hice sin fé en que llegaran aportes, pero ya han llegado tres narraciones y espero que lleguen al menos tres más. La gracia es que fueron los propios lectores quienes lo sugirieron, y ahí va la iniciativa por su curso propio. Al menos el concurso apunta a algo menos zarrapastroso y propio que andar revisando la prensa diaria para reirse de lo que a esta altura ya da pena.<br /></span></p><p><span style="font-family:Arial;">También te he notado poco prolífico, y supongo que eso se debe a que el escribir es en alguna medida un sucedáneo a vivir, y tal vez te encuentres justamente viviendo algo con la intensidad suficiente como para no tener tiempo ni ánimo para recurrir a subterfugios. Tal vez te haya dado por sacar tu novela de la lista de los pendientes, y en tal caso, cuenta en qué va eso.<br /></span></p><p><span style="font-family: arial;">Un abrazo</span><br /></p><p></p></div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-10207060858470372942009-05-15T19:13:00.002-04:002009-05-15T19:20:58.644-04:00Episcolario: La maldición de moctezuma<a href="http://2.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sg34vKXuP-I/AAAAAAAAAgk/hgMpzU1tdVM/s1600-h/montezuma.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5336194622625300450" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; WIDTH: 236px; CURSOR: hand; HEIGHT: 170px" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sg34vKXuP-I/AAAAAAAAAgk/hgMpzU1tdVM/s400/montezuma.gif" border="0" /></a> <span style="font-family:arial;">Andrés, </span><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">Gracias por tu síntesis informativa sobre la gripe porcina. Concuerdo con tu diagnóstico/análisis y, es más, es todo lo que pienso leer sobre el tema. No sé si será un trauma infantil causado por Hernán Olguín (la única vez que vi su programa fue cuando entrevistaron a mi viejo y no entendí nada de lo que dijo), pero virtualmente todo lo que tenga que ver con información científica me provoca un tedio rayano en la angustia. Me acuerdo que en sexto básico junto a unos amigos hicimos un test de la revista Muy Interesante para determinar qué tipo de persona éramos en relación a los cambios tecnológicos. Yo fui catalogado como “futurista de salón”, una persona a la que no le importan los avances y apenas los mira desde lejos. De hecho, las únicas noticias que leo son esas del tipo: “Descubren el gen de la imbecilidad” o “Chileno crea nueva máquina para rellenar churros”. Los únicos avances de las últimas décadas que han tenido un impacto significativo en mi vida son Internet y el pay per view para pedir películas porno. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">La neurosis pandémica también ha sido un tema irritante por estos lares, aunque me huele a que nuestro mesías afroamericano y personeros de su gobierno la han usado como cortina de humo para seguir tirándoles dólares recién impresos a los pobres banqueros en quiebra y hacer olvidar a la gente de problemas como el desempleo rampante. Un tipo que trabaja conmigo me contó que durante la época de la gripe aviar se sicopateó a tal punto que comenzó a juntar comida en su sótano, compró máscaras para él y su señora (por suerte no tiene hijos) y vendió todas sus acciones, seguro que la epidemia se desataba en cuestión de semanas. Cuál fue su sorpresa cuando no pasó nada y el mercado bursátil subió como nunca. Lo peor es que no te estoy hablando de un tipo sin educación, sino de alguien que fue a una buena universidad, trabajó como periodista en Capitol Hill por décadas y hoy gana un sueldo de lujo. El problema es que es el típico pelmazo que lee el Washington Post y el Wall Street Journal completos y después te repite las editoriales como si fueran su propia opinión. Me imagino que hay muchos como él, tanto acá como en Chilistán. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">De todas formas, siendo fiel a mi principio de atención selectiva y de destacar sólo las cosas malas, yo me quedo con los pronósticos apocalípticos de Girardi y prefiero creer que de los 15 millones de chilistaníes, al menos el 90 por ciento se va a infectar y convertir en cerdo. Es más, el nombre “gripe porcina” me parece muy tímido. Yo prefiero darle un apelativo más acorde a sus tintes catastróficos: la maldición de Moctezuma. Piénsalo, creo que es mucho más marqueteable y hasta se podrían producir un par de largometrajes sobre el tema, de esos con sobrevivientes humanos peleando con mutantes en ciudades abandonadas. Por lo demás, el nombre le recordaría a los gringos que la infección no es de ellos sino de esos insalubres sudacas y, más encima, reflotaría cálidas memorias en las personas de nuestra generación que jugaron “Moctezuma’s Revenge”, reliquia arqueológica de la época en que los juegos electrónicos no tenían que parecer películas y los joysticks sólo necesitaban un botón (para disparar o saltar, no como ahora en que debes apretar diez cosas distintas para que tu personaje de una patada voladora en 360 grados). </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">No tenía idea de esa Blue Ocean Strategy que me hablas. Para que veas lo atrasado que estoy en el género de autoayuda, mis últimas referencias son Megatendencias 2000 (libro que, por cierto, dejó de estar vigente en 1999), el Método Silva y Programe su Mente en Alpha. De cualquier forma, si el fondo del concepto es eso de océanos azules vs. océanos rojos (me da lata consultar Wikipedia), creo que estamos frente a una de las mayores vendidas de pescada desde que a alguien se le ocurrió que Bonvallet y Coco Legrand estaban capacitados para dar charlas motivacionales en empresas. Si un solo empleaducho subasalariado y rutinariamente abusado encontró inspiración en lo que les dijeron esos tipos (por la módica suma de unos cuantos millones, plata que por cierto se pudo gastar en subirles el sueldo, el mejor motivante en la historia de las relaciones laborales) creo que una vez más hemos sobrestimado a Chilistán. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">Me parece que sí tenemos derecho a aprovecharnos de la ignorancia de la gente, en especial si se trata de personas que tienen 15 lucas para gastar en un libro de autoayuda. Después de todo, la mayoría compra estos libros, lee las primeras 30 páginas en la playa, le cuenta a todo el mundo lo que ha aprendido, y luego lo guarda en el estante junto al “Condorito de Oro: Selección de los Mejores Chistes” y la colección de libros feos que regalaba Ercilla (es decir, la biblioteca típica del chilistaní que se cree culto). El problema es que el mercado está cubierto, ya hay cientos de autores más hábiles que uno sacando títulos en serie (que probablemente a estas alturas escriban sus asistentes) y, por lo demás, somos niños de pecho al lado de estos fantoches de tiempo completo. Recuerda que muchos de estos gurúes de autoayuda tienen el empuje y la resiliencia del fanático que cree en sus propias huevadas, sin mencionar el hecho que saben cómo generar plata. Son una especie de Charles Manson, pero en vez de matar, estafan. La única vez que generé billetes, aparte de trabajando como esclavo, fue cuando aposté plata en una pelea en Las Vegas. Nuestro currículum no nos define precisamente como emprendedores, partiendo por la decisión nefasta de invertir nuestro capital de más de 700 puntos en la PAA en una carrera como periodismo. Habrase visto elección más estúpida. Tal vez nada de esto hubiera pasado si hubiésemos leído un libro de autoayuda en cuarto medio. Por huevones nos pasa. En vez de estar yendo a seminarios cobre cómo ser un triunfador y cómo aplicar el manual de Sun-Tzu en el mundo empresarial, aún estábamos embobados con la piscola que descubrimos dos años antes y el hecho de saber que tenías erecciones ilimitadas. Qué huevones, realmente… </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">Lo que sí creo que podríamos hacer es una parodia de un manual de autoayuda, gráficos y máximas incluidas, pero si te interesa hablemos de eso “por interno”. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">En fin, parece que los gurúes nos persiguen. Hace poco la revista El Sábado publicó una entrevista al gurú de la felicidad, un tal Tal Ben-Shahar, fantoche invitado por la Universidad Finis Terrae (nota mental: cuando vuelva a Chilistán, fundar una universidad de cartón con un nombre igual de bacán, tipo Universidad Tenebrarum Maleficium o Ignomini Luciferum). Al parecer, no contenta con cobrar matrículas de millones y aceptar alumnos que no alcanzaron a completar ni su nombre en la PSU, la Universidad Rerum Novarum ahora es parada oficial en la gira latinoamericana de este estafador profesional. Supongo que les enseñó a sus alumnos (¿cómo se llamarán a sí mismos? ¿finisterrenses? ¿finisterrícolas?) cómo hacer felices a sus futuros subalternos y empleados sin necesidad de pagarles más de 400 lucas. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;"></span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">OK, nuevamente te he lateado bastante. Este fin de semana parto a la ciudad de Baltimore a una convención de mi sindicato. Soy delegado y pienso introducir una enmienda a nuestra constitución para que le paguen más a los trabajadores bilingües, moción que ha fracasado en años anteriores. Sindicato o no, hay cosas que no cambian y una de esas es la envidia profesional. A los gringos les revienta que haya gente que sepa dos idiomas y les puedan pagar más. Es impresionante. Hace un par de años, cuando me contrataron, mi propio sindicato, el que se supone me defiende y vela por mis derechos, se opuso a que me pagaran extra por hablar dos idiomas. Ahora se da el absurdo que soy el “subeditor” de una publicación en español pese a que el “editor” no sabe leer más que en inglés. Por qué no habré nacido WASP. En fin, de ahí te cuento cómo me fue. </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">Saludos, </span></div><br /><div><span style="font-family:arial;">-GB.</span></div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-45935119181696773592009-05-09T15:49:00.006-04:002009-05-11T21:34:51.488-04:00Episcolario: Blue Oceans<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s1600-h/Citizen.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 88px; height: 84px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s400/Citizen.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5331306225492209138" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:arial;">Don,</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Me parece una excelente idea crear la Subgerencia de Gestión de la Felicidad en el Citizen, y así encubrir el hecho de que quienes participan del medio no reciben emolumento alguno (algo de lo que te hablaré más adelante), sino puras gratificaciones intangibles. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Creo además tener suficientes elementos como para colegir de dónde vienen estas geniales ideas: los libros de autoayuda empresariales, cuyos máximos distintivo son estar escritos como si la gente fuera tonta (por algo hay títulos como "Ganar sin competir), presentar al autor como un tipo igual de tonto pero que viene de vuelta (el esquema gurú que asegura conferencias, porque de la venta de libros no vive nadie) y ser ilustrados con personajes siempre más altos, bellos y felices trabajando en lugares estimulantes (el mono newyorker) que las personas de verdad y sus sucuchos (Hermosilla, Quintanilla y la señorita Ástrid). De hecho estuve pensando seriamente que ambos deberíamos hacer un joint venture y ponernos a escribir como locos asuntos así, con el mero propósito de llenarnos de plata, pero me he refrenado, porque creo que no tenemos derecho a aprovecharnos de la ignorancia con asuntos tan perniciosos.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">De hecho, creo que es tan pernicioso este tipo de literatura –que ahora viene en los suplementos de los diarios, como para que un subgerentucho lo ponga arriba de su escritorio y todos piensen que se capacita– que ya ha llegado a influir la política chilistaní. </span><span style="font-family:arial;">Si tú te fijas, el equipo programático de Frei se llama "Océanos Azules". Todos sabemos lo inapropiada que es la poesía cuando está fuera de lugar y de contexto, y también sabemos lo poco dados a ese arte que son los políticos, en especial los decé, así que es de sospechar que el nombre refiere al universo literario empresarial, de procedencia gringa, por supuesto. Tal cual, "Blue Oceans" es el título de un libro que llama a los emprendedores con espíritu joven (Frei 2.0), a abandonar los "Red Oceans", que es dónde la competencia es feroz, el pez grande se come al pequeño y las aguas se tiñen de sangre, para ir océano adentro, hacia lo infinito y lo ignoto... blablablá... donde están las máximas rentabilidades.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">No creas que el Citizen es inmune a este tipo de literatura. Como habrás comprobado, el sitio tiene auspicios google, los que ya han redituado la pingüe cifra de 1,91 dólares en poco menos de un mes. Eso es lo que vale para el mercado todo lo que hemos escrito para aproximadamente 75 pelagatos que nos visitan diariamente. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Averiguando por ahí, caché que todos los supuestos democratizadores de internet son una falacia mayúscula, pues es un Red Ocean con cuática, donde prima un gran tiburón: Google. Por cada dólar que esta empresa me paga por atraer incautos, se queda con 6. Además es imposible competirle, por ejemplo, buscando publicidad directa, pues sus complejos algoritmos manejan una cantidad de información monstruosa que te dejan a tí, a mí y a cualquiera como un pitecantropo frente a la naturaleza.<br /><br />Es tan omniciente Google, que hasta nos lee los correos electrónicos, y según lo que escribimos privadamente nos envía publicidad relacionada. </span><span style="font-family:arial;">Por ejemplo, si te cuento –vía Gmail– que me interesaría darle un salto de diseño al Citizen, me aparecen réclames de empresas que ofrecen diseño gráfico. A mí eso me da escalofríos. Qué pasaría si las predicciones del doctor Girardi son ciertas y la gripe porcina termina siendo peor que la historia de Resident Evil, y la humanidad se ve confrontada a la posibilidad de su eliminación, crees que los dueños de Google no van a usar su omniciencia para sobrevivir y sacar partido del armagedón. Google tiene por eslógan "Don't be evil", como para apaciguar a todos quienes adscribimos a la teoría de la sospecha (pregunta en mi examen de grado que no supe: nota 4), pero ya en los Juegos Olímpicos de Beijing la multinacional aceptó que el Gobierno chino censure usando su plataforma, con tal de ingresar a ese gigantesco mercado.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Perdona si notas en mis palabras un tono de paranoia y suspicacia propio de los "infoadictos" (eufemismo para decir giles sin vida propia), pero ahora último por razones de pega y por las llamadas constantes de mi madre suplicándome que me vacune, he tenido que someterme a la sobreabundancia de información sobre la ex gripe porcina, hoy AH1N1Z45B12, 63cX prima. En síntesis, mi hipótesis es que la industria pecuaria tiene al mundo en constante amenaza por zoonosis varias ligadas a la producción industrial de carne (vacas locas, gripe aviar y la de moda), pero por alguna razón que no he podido averiguar, esta arista se acalla. Sólo como antecedente, todo el quilombo partió en la ciudad de Veracruz, en un barrio donde se encuentra la porqueriza Carrol, que fuera de tener a sus habitantes con mascarilla de antes que se declarara la pandemia por la fetidez, se presentaron inusales enfermedades respiratorias. De ahí provienen los primeros casos de gripe porcina, pero poco o nada se sabe. Por ultimo, hace unos días el director de zoonosis de la OMS dijo que no se sabía si el virus de la gripe podía sobrevivir a la congelación de la carne de cerdo, pero inmediatamente su jefazo de la OMS (un japonés), la FAO y la OIE (la OMS veterinaria) saltaron para jurar de guata que no pasa nada. En fin, te tendré informado.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Bueno, estas son las secuelas de volver a la periodistez, lo que conlleva el riesgo de depositar la energía en un mundo incomprensible, ancho y ajeno, abandonando las prácticas que me tenían tan feliz, que se expresaban con delicadeza en este blog, el japines, al que vuelvo a ver y sentir aprecio. No es que esté disconforme con lo que ha pasado con El Citizen, que –sin modestia– creo se está convirtiendo en una cosa muy entretenida e interesante, aunque sea un hecho incontrastable que segurirá en el ámbito de lo amateur, a menos que ocurra algo totalmente inesperado, como que Obama diga a la prensa ser un fiel seguidor, pero había un antes más bucólico que comienzo a extrañar. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Al menos el Citizen me ha hecho reconciliarme con el oficio periodístico al demostrar que no se requiere ser tonto para ejercerlo. Cuando el Citizen cumpla dos meses redactaré una editorial al respecto. Y a propósito de japines y el Citizen, tal vez deberíamos evaluar la posibilidad de crear Citizen Books, inaugurando la sucursal del conglomerado (que ya agrupa a El Citizen Almeida, la revista diaria, Citizen Intelligence, ciencia e intuición, Citizen Quality Intelligence, estudios intrascendentes, Citizen Cultura y Citizen Gestión de la Felicidad) con un libro que contenga lo mejorcito de El Episcolario. Lo podríamos vender puerta a puerta. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Lo último. Respecto a ese viaje a Maitencillo, sólo quería recordar cómo de pronto nos transformamos en personajes de los hermanos Cohen. Eramos una versión filmada por Marco Enríquez Ominami de El Gran Leboski, lo que de por sí da como para elaborar un guión acogible por esos filmmakers, pero me niego a hablar al respecto hasta que Memo no haga su estreno acá, en japines, o en el Citizen.</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-84375772641553939242009-05-09T12:37:00.004-04:002009-05-09T17:11:05.444-04:00Episcolario: Subgerencia de Gestión de Felicidad<div style="font-family: arial;" id=":31" class="ii gt"><div style="margin: 0in 0in 0pt;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s1600-h/chalo.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 96px; height: 113px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s400/chalo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5325335282036535714" border="0" /></a><br /><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><br /><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br />Andrés,<br /><br /></span></span></div> <div style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"></span> </div> <div style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Gracias por la cronología de tu accidente vial, detallada y aclaratoria. La debiéramos incluir como apéndice cuando publiques tus memorias. Recuerda que Rodrigo Eitel escribió las suyas cuando tenía algo así como 21 años, así que imagínate lo que podrías relatar tú (pese a que nunca hayas sido vocero del brigadier Espinoza). Tal como lo cuentas, estuviste a apenas unos centímetros de la invalidez total, lo que hubiese sido un tema aún más interesante para Tolerancia Cero (así como una viñeta con música de piano a cargo del tío Valentín Trujillo en la transmisión de la Teletón).<br /><br /></span></span></div> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Por cierto, no es la primera vez que diste pauta para Tolerancia Cero. Cuando fuimos cobardemente atacados por una horda de pastabaseros a vista y paciencia de Carabineros de la nación y una camioneta de seguridad de Ñuñoa, recuerdo que el caso también se discutió en el programa. Ilusamente quisimos dejar una constancia en la comisaría pero nos atendió un símil del jefe Gorgory que estaba más interesado en completar su crucigrama. Fue una situación similar a ese capítulo de Los Simpsons en que Homero acude a la policía a denunciar que alguien está tratando de matarlo. Naturalmente, Gorgory no le cree y le responde: “No se preocupe, lo voy a anotar en mi máquina de escribir invisible” y hace un gesto de estar tecleando en el aire. En fin, pese a que invocar a Los Simpsons ya es majadero, es inevitable no recordarlos ante estas situaciones de chilistanismo puro.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">En esa época de inocencia, también creía en la cantinela que “las instituciones funcionan”, frase que repetía nuestro querido ex - Presidente ególatra, el único mandatario de Chilistán que, en tus palabras, “se corre la paja pensando en sí mismo”. Ilusamente mandé una carta al diario pensando que al relatar nuestro infortunio generaríamos un debate sobre seguridad ciudadana. Mi idea también era destacar cómo cada vez que se produce una ola de histeria por la supuesta criminalidad rampante de Chilistán, las autoridades anuncian la salida “a la calle” de miles de nuevos “efectivos”, lo que sin embargo no se traduce en menos crímenes sino en más partes por velocidad y hostigamiento sistemático a la última minoría que carece de protecciones jurídicas en esta república prohibicionista: los curados. La carta, por cierto, jamás fue publicada.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Hablando de misivas a nuestros prestigiosos matutinos, últimamente he tenido suerte colocando mis reclamos en el diario. He llegado a pensar que junto con este episcolario, las páginas de cartas son mi último foro para desahogarme. Ante una esposa que con toda razón está aburrida de oírme reclamar por todo y viviendo en un país donde los gringos que me escuchan quejarme probablemente piensan, “¿Qué le pasa a este mexicano? Seguramente se le venció el permiso de trabajo”, me he quedado sin opciones. He pensado en bajar de una vez los kilos que he ganado en mi patria adoptiva y volver a hacer “vale todo”, pero el problema es que ahora estaría peleando con pendejos 10 o 15 años menores que mí. Por lo demás, en este país ni siquiera soy más alto o pesado que el promedio como para abusar de eso. Al igual que Lily Pérez, “estoy hecho un huracán”, pero reprimido.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">No te lo dije a tiempo, pero me gustó mucho tu comentario sobre el Día del Trabajo en el Citizen. Ayer leía en El Mercurio una </span><a href="http://www.puntomujer.emol.com/mujer_y_trabajo/noticia/detallenoticia.asp?id=%7bF02BB1A5-DF76-499F-80B0-34418B9F8535%7d" target="_blank"><span style="font-size:100%;">entrevista</span></a><span style="font-size:100%;"> a la, toma asiento y afírmate la guata, “subgerenta de gestión de felicidad del BancoEstado” y pensaba cómo el régimen laboral ha degenerado a tal punto que hay que inventar puestos de fantasía para que una burócrata instigue a la fuerza un mejor estado de ánimo entre sus empleaduchos. Es lo más siniestro que he escuchado en años. Por otro lado, tal vez sea uno de los primeros pasos en pos del “sinceramiento” y la tan de moda “transparencia” que está dando la administración pública. Reconocer que se necesita una dependencia para reforzar la felicidad de los asalariados, las ratas de cubículo y las maquiladoras de terno y corbata, me recuerda a esos tiempos más honestos en que a Defensa le llamábamos el ministerio de Guerra.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">También he estado leyendo a G.K. Chesterton, nombre que hasta hace poco sólo me sugería el de una calle en Santiago, lugar donde me agarré con un guardia de seguridad durante mis años de juventud. Pese a ser católico recalcitrante, Chesterton era muy crítico del mal llamado “libre mercado” y pertenecía a ese grupo de la Iglesia que creía que la Rerum Novarum no fue sólo un ejercicio de relaciones públicas para quedar bien con todo el mundo.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Por el contrario, si ves a los católicos que participan en política hoy, es inevitable no recordar ese personaje de voz mamona que inventamos en aquel fatídico viaje a Maitencillo (tema para otro post). Me refiero a ese mamón DC que decía cosas como (en tono de voz ultra mamón): “De la derecha, me gusta la eficiencia; de la izquierda, me gusta la conciencia social”.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Chesterton hablaba de cómo el hecho que tengamos que trabajar para subsistir, por lo general para empresas en que no tenemos arte ni parte, es la base de lo que llamó el “Estado Servil”. Se trata de una amalgama siniestra de lo peor del capitalismo y el socialismo soviético, en que las empresas que concentran el mercado son tan poderosas que se salen con la suya y pagan lo mínimo, mientras que el Estado subsidia el resto con servicios igualmente mínimos. La forma en que lo describe me recuerda a la situación de miles de empeladuchos como uno, viviendo de sueldo a sueldo y a sabiendas que tu prosperidad no depende principalmente de ti, porque el dueño de la pelota te puede despedir cuando lo estime necesario (el famoso artículo 161 del Código del Trabajo que consagra la PLR por “necesidades de la empresa” y que un Congreso aparentemente pro-trabajador se ha negado sistemáticamente a modificar). Lo peor de todo es que en términos de homogeneizar el pensamiento y las conductas (o hábitos de consumo), el liberalismo económico en versión chilistaní ha vuelto realidad todos los miedos acerca de la dictadura totalitaria marxista de la que supuestamente nos salvamos (y sabes que ésto no lo digo como fan de Allende). Todos compran las mismas cosas, se visten con la misma ropa, se distraen en las mismas partes y hasta ven los mismos programas en la tele. Por otro lado, el discurso de los Chicago Boys chilistaníes también se ha ido acomodando a la situación y mientras que en un principio hablaban de fomentar la libre empresa hoy defienden los monopolios y oligopolios como si siempre hubiese sido parte de la pomada que vendían y sólo nosotros, los económicamente iletrados humanistas, no la cachamos desde un principio. </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">En fin, cada vez que hablo de trabajo me vuelve a la mente esa imagen del spot de <span> </span>Josefina Correa hablándole a una masa de empleados de Líder uniformados con delantales blancos y me dan ganas de vivir en un bosque. A futuro, debiéramos crear una gerencia de Felicidad en el Citizen para canalizar estos arrebatos resentidos. </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Un abrazo y estamos hablando,</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p><span style="color: rgb(136, 136, 136);"> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">GB.</span></span></p> </span></div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-45285745037001459992009-05-02T17:47:00.001-04:002009-05-02T18:30:19.913-04:00Episcolario: todo sobre ese día<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s1600-h/Citizen.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 88px; height: 84px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sfyaw_9KrfI/AAAAAAAAAZk/ZirviPQBydY/s400/Citizen.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5331306225492209138" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:arial;">Don:</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">la memoria tiene la facultad de ser selectiva, pero la omisión de tan conotado evento del atropello se debe a que en dicha ocasión no hubo manipulación de las comunicaciones por mi parte, sino por el inefable matutino LUN.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Para despejar todas las dudas del caso, creo que es mejor un relato sincrónico de los sucesos:</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />Sábado </span><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >(no sé el mes ni el año)</span><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br /><br />11:30 </span><span style="font-family:arial;">Por un milagro de esos que pasan de tanto en tanto, me desperté sin caña y antes de la tarde, por lo que decidí ir a practicar el milenario arte del kung fu en la Academia de los hermanos Toutin, el cual sigo practicando sin lograr superar el cinturon verde, precisamente por las mismas razones por las que fue raro ese sábado.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >11:35</span><span style="font-family:arial;"> Iba montado en mi bicicleta, raudo por avenida Irarrázabal de oriente a poniente, por el bandejón central, y a la altura de Ángel Cruchaga, una micro que iba detrás de otra la adelantó en un movimiento rápido e imprevisto. El costado de dicho vehículo –a la altura de la cabina del chofer– me empujó el brazo derecho lo que me provocó la reacción de inclinarme con todo mi cuerpo sobre la carrocería de la micro, dándome unos 3 ó 4 sucesivos empellones con mi hombro. La micro terminó de sobrepasarme y caí a suelo como saco de papas, sobre la calle, y un auto frenó justo antes, a poco más de un metro. Me paré, me ví unos cuantos rasmillones y pelones, y la bicicleta inutilizable. Me fui a la vereda, y caché que la micro estaba detenida unos 100 metros más adelante. Tomé nota mental de la patente y me fui de vuelta a casa, a pata.</span><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />11:45</span><span style="font-family:arial;"> Llegué a casa, dejé la bicicleta y partí a la Comisaría de Los Guindos a estampar la denuncia.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >13:00</span><span style="font-family:arial;"> Almorzando con mi familia conté del evento, ante lo cual Alejandro se indignó y me dijo que lo mencionaría en Tolerancia Cero. En ese entonces eran las vísperas del paro de microbuseros, Marinakis y secuaces, así que accedí si ayudaba a crear un clima en contra de esos mafiosos. Era el Gobierno de Lagos y nada hacía pensar que el Transantiago iba a ser lo que resultó.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />Domingo</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >22:00</span><span style="font-family:arial;"> Se inició Tolerancia Cero, y en el "minuto feliz" Alejandro contó lo que sucedió, más o menos cómo sucedió, criticando en general las falencias del sistema de transportes: trabajo extenuente, carreras irresponsables, atropellos, etc.</span><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" > </span> <span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br /><br />23:15</span><span style="font-family:arial;"> Me llamó mi amigo el Negro Morales, periodista de LUN, cuya principal característica es poseer una carcajada atronadora, quien me suplicó que dijera algo, cualquier cosa por el caso del atropello. Le dije que lo iba a pensar, porque típico que lo ponían en titular (era domingo y no había pasado nada interesente). Me dijo que no podía asegurarme que no fuera en titular (eufemismo para confesar que iba a ser titular), y que la nota iba igual, con o sin mi. Para tener algo de control de daños, le conté al infeliz todo lo que pasó.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />Lunes<br /><br />10:00 </span><span style="font-family:arial;">Comenzó la seguidilla de llamadas para preguntar en qué hospital estaba. Extrañado, fui al kiosko de la esquina y vi el titular de LUN, que era algo así como un grito de venganza de Alejandro con el rostro descompuesto. La nota interior contaba lo que pasó, pero el titular era de terror. Ahí también, como tú, me inventé una especie de cuña a la que ponía play a cada lamada por teléfono para explicar qué sucedió y por qué los diarios hacían eso.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />Miércoles</span><span style="font-family:arial;"> </span><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br /><br />15:00</span><span style="font-family:arial;"> Después de persistentes llamadas por parte del Negro Morales, al fin accedí a que me tomaran una foto para seguir con la "noticia", asegurándome que era para darle a los microbuseros. A esa altura las autoridades de transportes y carabineros buscaban frenéticamente la micro con la patente que yo había registrado, pero resultaba que correspondía a una dada de baja en Temuco. Las alternativas eran o que yo me había equivocado, o que la micro de Temuco operaba tránsfuga en Santiago. Como estaba sobrio, me inclino por la segunda alternativa, porque además la máquina en cuestión era bien cacharrienta.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >17:00</span><span style="font-family:arial;"> Me llamaron del Matinal del 13, porque querían entrevistarme por el asunto. Según la periodista, estaban haciendo una nota con los Furiosos Ciclistas, quienes planeaban hacer una cicletada de protesta. Me bajó la vanidad y accedí.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >19:30</span><span style="font-family:arial;"> A la salida de Kung Fu, arte marcial al que atribuí que la micro no me pasara por arriba ni me arrojara a la pista contraria de Irarrázabal, me esperaba un fotógrafo, quien me retrató. Al otro día el mono fue en llamada de portada.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br />Jueves</span><span style="font-family:arial;"> </span><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" ><br /><br />07:00</span><span style="font-family:arial;"> Tras levantarme muuuuuy temprano, fui al lugar de los hechos, desde donde se despachó la nota. Luego de explicar con pelos y señales cómo fue el accidente, me pasaron a Iván Valenzuela que me preguntó algunas cosas que no recuerdo, pero como que iban con pillería y al Subsecretario de Transportes, a quien se le ocurrió decir que para estos casos había una línea 800. Ahí me piqué y le dije al Subse que ese teléfono pasaba ocupado, lo que era cierto porque cada vez que tenía un problema con las micros trataba de llamar y nunca pasaba nada.</span><br /><br /><span style="font-weight: bold;font-family:arial;" >13:00</span><span style="font-family:arial;"> Nuevo efluvio de llamadas para felicitarme por la entrevista. Pensé que ahí comenzaba mi carrera televisiva, pero como a las 23:00 de ese día, el caso comenzó a ingresar al olvido.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><span style="font-weight: bold;">...</span></span><br /><br />En fin, espero no tener que volver a dar explicaciones por este caso, y retomar nuestro habitual episcolario, el que se ha visto perjudicado –dicho sea de paso– por la bullente actividad de El Citizen, produciéndose seguramente un hurto de temas que ha mermado este intercambio.<br /><br />Tal vez sea el momento de que ingrese –de una vez por todas– Memo a darle oxígeno a esta conversación y así evitamos que caiga en desuso. O la otra alternativa es que comentemos la trastienda de El Citizen y los pasos necesarios que hay que dar para consolidarlo, que ha sido de lo poco nuevo que tenemos por hablar, a menos que quieras contar otras cosas relevantes de tu vida personal, que no viene al caso mencionar públicamente sin tu aquiescencia.<br /><br />Salú<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-11704700163437386412009-04-16T12:54:00.003-04:002009-04-16T13:03:57.243-04:00Episcolario: Maquinaciones comunicacionales<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s1600-h/chalo.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 124px; height: 145px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SedkOWOkcaI/AAAAAAAAAPQ/Zr9Bu9YrLG8/s400/chalo.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5325335282036535714" border="0" /></a><br /><div id=":8b" class="ii gt" style="font-family:arial;"><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><div style="font-family: arial;font-family:arial;" id=":1ba" class="ii gt"><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Pensaba responder tu última misiva, pero me distraje con los comentarios que generó (tres, exactamente un 300% más que nuestro intercambio promedio).</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Efectivamente, no es la primera vez que manipulas a los medios. Tu “atropello” fue otro gran montaje y tengo grandes historias que podríamos agregar como apéndices cuando escribas el libro. Por ejemplo, me acuerdo que, al igual que el resto de los ociosos que te conoce, me enteré de tu “accidente” por el diario. Inmediatamente te llamé y me aclaraste que no había pasado nada. Lo cómico ocurrió más tarde, cuando un conocido que en ese entonces vivía en Barcelona vio la noticia en Internet. El tipo me llamó y sostuvimos el siguiente diálogo:</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">“¿Viste el diario? ¿Viste lo que le pasó a Andrés? ¿Está bien?”</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">“Sí, ya hablé con él y por suerte la micro sólo lo pasó a llevar”</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">“¿Y estaba sobrio?”</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">“Ahuevonado, todo ésto pasó un sábado en la mañana”</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">“Vuelvo a preguntar, ¿estaba sobrio?”</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Pese a que después de pensarlo reconozco que la pregunta tenía méritos, opté por hacerme el indignado y defender tu buen nombre. Las llamadas de otra gente se sucedieron. Todos querían saber si de ahora en adelante te alimentarías con suero y no sentirías nada cuando te hicieran cosquillas en los pies. Casi me aprendí de memoria la respuesta y hasta pensé en redactar un comunicado de prensa para que me dejaran tranquilo y cobrarte por tenerme a cargo de tus relaciones públicas. </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">El problema se agravó cuando al día siguiente volviste a aparecer en el diario y luego creo que salieron uno o dos artículos más sobre el mismo hecho, como para recordarle a la gente si no lo había leído la primera vez. Me acuerdo también que identificaste el número de patente de la micro, pero cuando lo verificaron se determinó que correspondía a un vehículo del transporte público de Punta Arenas y que, a menos que el chofer hubiese viajado a Santiago doce horas sin dormir con el expreso fin de atropellarte y luego volver a su casa justo a tiempo para ver el noticiario de la medianoche, era imposible que se tratara de la misma persona. Fue ahí cuando quedó al descubierto tu afán de figurar y seguramente el fiasco de la micro te obligó a hacer una llamada desesperada para cancelar la orden de poleras y chapitas que tenías pensado lanzar al mercado. Por un tiempo temí que te convertirías en uno de esos personajes estables de LUN como “la abuela de Tunick”, “la diosa del Metro”, “el rey de los pokemones” y todas esas fuentes recurrentes con que inflan y estiran una noticia hasta que se desintegra junto con la paciencia de sus lectores (espero, por cierto, que el “Huracán Lily” no sea una de esas). </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <div style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br />De todas formas, esa experiencia te sirvió para maquinar verdaderos aciertos comunicacionales como el de usar a un gringo de pantalla para cambiarle el nombre a la avenida 11 de septiembre, que recuerdo no sólo generó cartas de indignación sino artículos de prensa. <span lang="ES-CL" style="font-size:100%;">Tanto aquel como el caso de la micro debieran ser estudiados en todas las escuelas de periodismo.</span></span></span></div> <div style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"></span> </div> <div style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br />No me cabe duda que el Citizen es una excelente manera de encausar esas energías genialmente destructivas. </span></span></div> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Un abrazo,</span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p><span style="color: rgb(136, 136, 136);"> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">GB.</span></span></p> </span></div><span style="color: rgb(136, 136, 136);"></span></div>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-82767335737463344842009-04-09T08:19:00.002-04:002009-04-09T08:24:56.960-04:00Episcolario: en las vísperas de LUN<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sd2Ev6jG1CI/AAAAAAAAALI/63Ms0DYB71w/s1600-h/Foto%2B12%2Bcopia.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 65px; height: 62px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sd2Ev6jG1CI/AAAAAAAAALI/63Ms0DYB71w/s320/Foto%2B12%2Bcopia.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5322556293327016994" border="0" /></a><br /><span style="font-family:arial;"><br /><br /><br /><br />Don:</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />Retomo el viejo y querido japines y nuestro temporalmente trunco episcolario, ahora, en la víspera del resultado de inesperadas circunstancias. Resulta que me llamaron de </span><a style="color: rgb(255, 102, 0); font-family: arial;" href="http://www.lun.com/">LUN</a><span style="font-family:arial;"> para entrevistarme a raíz de mi intensa actividad en el blog alternativo que fundé harán unas dos o tres semanas: </span><a style="color: rgb(255, 102, 0); font-family: arial;" href="http://citizenalmeida.blogspot.com/">el citizen almeida</a><span style="font-family:arial;">. Todo por el entuerto de las fondos para la cultura, del que ciertamente te has enterado. No sé bien qué dije, pero de que hablé hablé, mal que mal es la primera vez que me toca estar del otro lado de la grabadora y había que aprovechar (hasta el momento nunca imaginé la presión que sienten "las fuentes" por decir algo inteligente, o al menos cuerdo). De hecho, ya estoy preparando la batería de descargos por las tergiversaciones que aparecen como probables en mi mente, llegando incluso a pensar la posiblidad de autoentrevistarme en mi blog, si no me satisface lo que publique tan noble diario.</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />Ahora, es probable que no salga nada de nada, porque darle publicidad al citizen –que tiene propiedades kamikaze– es una manera de difundir todos los pericos que le he lanzado a El Mercurio, y –pienso– un editor atento puede que haya notado el punto. Veremos.</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />De todas maneras, el episodio me recuerda la otra vez que logré figuración en la prensa nacional, justamente a través de LUN, no sé si te acordarás. Fue en las postrimerías del 11-S, cuando con Feña Bendeck y Edward Blumenthal –un estudiante gringo de intercambio en Historia– se nos ocurrió que el gringo mandara cartas a los diarios solicitando el cambio de nombre de la avenida 11 de septiembre, en Providencia, por respeto a las víctimas de ambos 11-S (1973 y 2001). Para nuestra sorpresa, El Mercurio la publicó y LUN la hizo noticia con un titular algo así como "Gringo pide cambiar nombre de avenida 11 de septiembre". En la ocasión estaba en las sombras y me tocó, junto a Feña, hacer una capacitación a Edward para entrentar las entrevistas. Lo hizo bien, pero como era de esperarse apareció una xenofobia derechista del mismo tinte de las viejas culiás revivieron la Pérfida Albión cantando "ingleses, piratas, devuélvanos al Tata", cuando Pinochet estuvo preso en London. De todas formas, nos reímos mucho y nos sentimos tal cual un volantín encumbrado (ligeros, baratos, pero en el aire).<br /><br /></span><span style="font-family:arial;">Respecto a la moratoria de recuerdos de nuestra gloriosa campaña por la presidencia del centro de alumnos de Periodismo de la UC, estoy de acuerdo, vale olvidar, a ver si nos vuelve a parecer chistoso más adelante, pero no puedo sino destacar que nuestra lógica y estética fue imitada sin la más mínima vergüenza por la lista de izquierda que ese año ganó la FEUC (de izquierda habrá sido, pero el presidente era estudiante de teología) y el papel de Memo al año siguiente, quien fuera el candidato a PRESIDENTE de la lista que pretendió heredar el carisma de nuestra gran obra; la lista No sabe/No responde. En el debate, Memo estuvo en un sitial de venerable maestro, pero no profirió palabra. Todavía lo esperamos hoy.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">En cuanto a tus observaciones acerca de la dureza que tengo para conmigo mismo, nada. Sí, me preocupa el curso de mi vida laboral, pero no el mentado éxito, otro de nuestros leimotivs (menos ahora, que entre sueños pienso que tal vez voy a ser llamado a ser parte de una empresa que me permita lograr la fórmula alquímica mediante la que consigues que te paguen por hacer exactamente lo que te place, todo gracias al citizen).</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />Supongo y espero que en el futuro habrán suficientes novedades como para que comiencen a alimentar nuestro episcolario, mira que cuando la gente se ponde hablar machaconamente del pasado, o se es historiador de profesión o se está en los descuentos de algo, y en ambos casos el resultado es el mismo; la progresión acelarada de una neurosis.</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />Lo último, me parecen interesantes –perdona que lo diga yo– las hidalgas corresponsalías que ha logrado el citizen, ¡larga vida a GB y AA!</span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />Salú</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-23448861028374599302009-03-31T19:29:00.001-04:002009-03-31T19:33:31.836-04:00Episcolario: la cláusula secreta chilistaní<span style="font-family: arial;">Andrés,</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Creo que hemos hablado de este asunto antes (en verdad no lo creo. Me consta, porque es un tema recurrente en estos intercambios, partiendo por el ranking de éxito generacional que de humorada se convirtió en fuente de angustia). Me parece que eres muy duro contigo y mientras tus decisiones no afecten a nadie más (no debes pensión alimenticia ni vives de una mesada perpetua) debieras asumirlas sin cargo de conciencia. Los actos son más decidores que las palabras y si no te has puesto a buscar trabajo en un edificio con el logotipo de la compañía en el frontis ni mandas mensajes chistosos desde tu e-mail corporativo es porque no te interesa trabajar en lugares así ni ser ese tipo de persona. Por cierto, en lo que te digo no hay ningún juicio de valor a leer entre líneas. Te escribo ésto mirando las paredes vacías de mi cubículo (soy el único en mi departamento que se resiste a “humanizar” mi entorno con fotos familiares o de la mascota que no tengo, o bien un póster Hallmark de unos gatitos haciéndose cariño), en horas laborales, y con bastante trabajo pendiente. Es decir, una posición que no es ni de superioridad ni particularmente envidiable.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Por un lado, está la supuesta seguridad de un empleo típico ante la igualmente supuesta inestabilidad del trabajo freelance. A juzgar por cómo están echando gente en todos lados, ese argumento ya no vale. Un ejemplo gringo: Uno de los sindicatos más grandes de EEUU (no el mío, afortunadamente) está echando gente a la calle y de paso no sólo violando el contrato colectivo que firmó con sus empleados, sino desbaratando su propio sindicato interno. Cuando vez que hasta una organización que en teoría lucha por los derechos de los trabajadores trata a sus propios empleados como lápices Bic sin pasta, te das cuenta que la vida “estable” tampoco es tan estable. Lo mismo se aplica a Chilistán, pero me imagino que allá es peor porque boletear a los 50 años o que el patrón despida y recontrate empleados cada tres meses no es considerado anormal.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">El freelancer también tiene que trabajar. Aunque no lo haga atrincherado entre esas tres panderetas de género que crean una falsa sensación de privacidad y que nadie le monitoree el computador cuando juega solitario o busca desfiles de moda en bikini por Youtube, de todas formas debe producir algo para mantenerse. Es por eso que no entiendo el estigma contra el gil que no se pone una camisa Bellota cada mañana y sale a trabajar.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Ser un freelancer no es de por sí malo ni peor que vender el alma a un sólo postor en vez de en cuotas como lo haces tú (o lo hacía yo hace años). De hecho – y, una vez más, vamos atacando a Chilistán – el problema radica en que el sistema se sustenta en confianzas mutuas, partiendo por el supuesto que el empleador te va a pagar la cifra convenida en el plazo convenido. En países donde se respetan estos acuerdos civilizados no existen los “llámame la próxima semana si no te aparece el depósito” o “parece que se perdió la factura, déjame ver y te aviso”. Quizás sea competencia desleal, pero en las regiones un poco más desarrolladas del mundo no existe la famosa “cláusula secreta del contrato verbal chilistaní”, que reza: “El empleador se reserva el derecho de no respetar su palabra ni cancelar los montos convenidos por la prestación de servicios. Para efectos de este contrato, la palabra “convenido” en verdad quiere decir “negociable y susceptible a cambios y rebajas de último minuto”. Cualquier reclamo por parte del contratista podrá significar la invalidación automática del acuerdo”.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">En definitiva, si termináramos con esa institución deleznable que es el “boletear” y agilizáramos los procedimientos legales o bien creáramos una ley con dientes para que el freelancer pueda hacer valer sus derechos, gran parte de este dilema sería resuelto. Cuando uno compra algo o pide un préstamo, tiene que firmar un millón de formularios, el sucedáneo legal de estar agarrado de los cocos. ¿Por qué entonces cuando se trata de trabajos uno se tiene que conformar con acuerdos verbales y contratos invisibles?</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">En fin, ser freelancer es una opción viable y si de vez en cuando te angustias es sencillamente porque tienes la libertad de hacerlo. Los oficinistas con trabajo estable están muy ocupados corriendo sin avanzar cual hámster en la rueda de su jaula.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Sobre las elecciones de Periodismo, propongo una moratoria de 10 años para que el tema vuelva a ser chistoso. La anécdota es genuinamente legendaria, pero de tanto repetirla está más gastada que la copia de esa película sobre la vida de Jesús que dan todos los años para Semana Santa (esa en que si el actor que interpreta a Jesús no tuviera barba, sería una mina exquisita). Sin pretender hablar por él, el blog de Gonzalo tiene tanto tráfico porque está dedicado a un tema atractivo (el cine) en vez de a reclamos personales como los de uno. La única persona que ha hecho una fortuna de sus reclamos y traumas es Woody Allen y hasta él se ha tenido que ir a otros países porque ya nadie le financia sus películas en EEUU. Más encima, es un buen blog a cargo de alguien que sabe del tema y es conocido en el medio sobre el cual escribe. Lo nuestro es bastante más disperso, por decirlo lo más eufemísticamente posible.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Hasta donde recuerdo, no teníamos ninguna mala onda con su lista y de hecho buena parte de sus votos se pasó a la nuestra, partiendo por las dos integrantes atractivas de su directiva, lo que para mí vale doble. En un mundo ideal, no habríamos tenido que competir (pese a que efectivamente SALIMOS PRIMEROS) y hoy podríamos hablar de lo bueno que fue nuestro gobierno (o, lo que es más probable, de cómo nos lo farreamos haciendo nada). A Felipe lo reclutamos para que le diera seriedad a la campaña y estoy seguro que más de algún voto serio nos consiguió (mientras que, gracias al integrante rastafari de la lista, perdimos otros tantos). Lo que es indudable es que la elección se ganó en el debate, donde se brilló a punta de pesadeses, chistes mala clase y un despliegue de virulencia inusitada. Pocos candidatos pueden decir que hicieron reír a todo el mundo y más encima esa misma gente votó por ellos.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Al año siguiente confirmamos esa perla de la sabiduría chilistaní que dice “chiste repetido sale podrido” y volvimos a perder. Esa vez fue ante el “Colectivo Casa Vacía” que, con el respeto que me merece un gran integrante de esa lista que me consta lee este blog (iniciales: R.G.), debe ser lejos el nombre más maricón de la historia de las elecciones estudiantiles universitarias. Al igual que la otra vez, ganamos en primera ronda en una carrera a tres bandas, pero sucumbimos en la segunda vuelta (por 5 votos, el año anterior fueron 3) ante la suma de las otras dos listas. Tal vez los únicos hitos de esa oportunidad fueron el haber montado la campaña en una semana y hacer que Memo (quien sigue fiel a su voto de silencio y mientras más se lo recordemos, menos va a hablar) se parara en el debate ante un público considerable, experiencia que no vivía desde su primera comunión. </span><br /><br /><span style="font-family: arial;">Un abrazo y estamos hablando.</span><br /><br /><span style="font-family: arial;">-GB.</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-68452290088275894022009-03-27T15:00:00.011-04:002009-03-27T18:06:59.056-04:00Episcolario: las casualidades<span style="font-family:arial;">Don,<br /><br />Me he demorado en escribir por un fenómeno preocupante; me dio por trabajar. No es nada grave, no te asustes, supongo que es la reacción natural de mi cuerpo a la merma del calor y al despoblamiento –sin prisa pero sin pausa– que sufre mi refrigerador (necesito un pago ya).<br /><br />La verdad me repito como mantra esa explicación para tratar de acallar la verdadera causa de esta actitud. Voy a dar una larga vuelta para explicártelo.<br /><br />Resulta que hace poco leí una novela en la que contaban la historia de un científico caído en desgracia por falsear experimentos, un tal Kemerer, si mal no recuerdo. La cosa es que este tipo afirmó que las casualidades se atraen a causa de principios físicos similares a las leyes de atracción de los cuerpos. Yaaaaaa, me dije, descreído como soy, porque siempre me han molestado esas situaciones en que –por ejemplo– un grupo de conocidos comienzan a cachar que tienen conocidos en común, y terminan indeclinablemente diciendo ese cliché "el mundo es un pañuelo". "No –digo yo en esas conversaciones– Santiago Oriente es un pañuelo, y además endogámico y bueno para mirarse el ombligo". En tales circunstancias propongo ver lo absurdo del aserto, imaginando, por ejemplo, a un grupo de jóvenes bagdadíes asombrados porque Alí conoció en su infancia al ex prometido de la tercera esposa de Mohamed, quien a su vez en una ocasión le compró una camella que se llama Miriam, al igual que la mentada mujer, por la misma cantidad de dinares que costó la dote, todo en un radio menor que la distancia entre el Tigris y el Éufrates, o sea, en un pañuelo.<br /><br />Bueno, la cosa es que fui a comer a la casa de Felipe Aldunate y comenzamos como siempre a recordar nuestro paso por la Escuela de Periodismo, con un tono cada vez más cercano a la jubilación. Como siempre ubicamos el momento exacto en que él dejó de ser un patán y yo proseguí siéndolo, pese a sus advertencias, riéndonos además de las consecuencias de dichas decisiones (yo no sé de qué me reía). Una buena porción de la charla se dedicó a la gloriosa campaña que hicimos para conquistar el Centro de Estudiantes, de la cual tuve el honor de ser el candidato a presidente y ser acompañado en esa "Lista C" por tí, Felipe y una pléyade de tipos sin buen futuro aparente.<br /><br />Sin querer entrar de lleno a ese recuerdo, porque tiene material como para un post completo del episcolario y por temor a tener que enfrentarnos a que ya a nadie le interesa, debo consignar acá que la campaña fue notable, desde sus eslóganes ("no quiero ser tu amigo" o "presta el voto") hasta momentos de insuperable surrealismo, como cuando todas nuestras rubias compañeras de curso votaron por nosotros, sin el mímimo cuidado por los contenidos contrariantes e injuriosos (supongo que intuían nuestra profunda insignificancia), todavía me acuerdo cuando fui a que me prestara el voto la Mónica Rincón y la Soledad Onetto. En fin.<br /><br />La cosa es que tras rememorar esos tiempos, me llegó un correo para vincular una nota de Gonzalo Maza en la que trataba un tema que yo había tratado la semana pasada en citizenalmeida. Mi post tiene 8 comentarios en más de una semana, el de Gonzalo 91, hoy. ¿Quién es (o fue) Gonzalo? Nada menos que nuestro contendor en la gloriosa campaña, a quien vencimos inmisericordemente (y uso esta palabra sin pretensiones de grandilocuencia, sino porque fuimos unos pesados y odiosos), relegándolo al tercer lugar.<br /><br />Eso es una casualidad a la que no habría prestado mayor atención, de no ser por la casualidad de haber leído sobre las casualidades y haber estado con Felipe, quien escapó de mi destino y del de Gonzalo (porque aquel rechazó la beca a una universidad cristiana de Texas, la que luego fue aceptada por éste), lo que me llevó a la trampa de misterio que encierran estas situaciones.<br /><br />¿Las casualidades de Kemerer se conjuraron para decirme qué?<br /><br />Cualquier observador inopinado, que conociera a Felipe y a Gonzalo, dos exitosos periodistas de nuestra época, habría pensado lo mismo que yo al principio: que soy un vago y sin ambición, y nunca voy a llegar a nada si no cambio, que mis últimos éxitos fueron precisamente la mentada campaña y un buen puntaje en la prueba de aptitud académica. Por eso tanto trabajo esta semana.<br /><br />Sin embargo, en un minuto de lucidez, me detuve, abrí japines, vi tu post y recordé que no te había respondido, y mientras lo hago me doy cuenta que estoy en mi casa, escuchando musiquita, escribiendo lo que me sale, en definitiva contento de haber escapado de quizá qué diablos, si se hubiese dado la casualidad de no ser quien soy.<br /><br />Salú<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-20659769487636720802009-03-23T17:30:00.003-04:002009-03-23T17:36:07.702-04:00Episcolario: patrioterismo<div style="font-family: arial;font-family:arial;" id=":27" class="ii gt"><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Andrés, </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Me gustó mucho el comentario de tu socio sobre la proliferación de grupos oligofrénicos en Facebook y cómo lo invitaron a formar parte de uno. Pese a que nadie me ha mandado un mensaje para ser miembro de “NO AL MAR PARA BOLIVIA” no lo veo como una muestra más del declive de mi vida social, y más bien me siento aliviado de no perder tiempo rabiando con estupideces. Dado que soy experto en mantener discusiones inconducentes con desconocidos, agradezco no haber leído los mensajes de chilistaníes que seguramente no conocen la historia de su país y sin embargo creen que insultar a gente de otros lugares o esa picantería que les ha dado de cantar la canción nacional con la mano en el pecho en los partidos de fútbol son actos de patriotismo. Esto me recuerda al dicho de un amigo, “soy nacionalista, pero no sé de qué país”.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Hace un tiempo cometí el error de meterme a un grupo de Facebook llamado algo así como “Patagonia, denominación de origen exclusivamente argentina”, donde sus miembros hablaban de cómo Chilistán había usurpado el nombre de la Patagonia para atraer turistas. Repetí varias veces que la Patagonia se encuentra en ambos países y pretender que sólo un pedazo suyo responda a ese nombre es el equivalente a que Chilistán patente el apelativo de la cordillera de los Andes y le prohíba a los demás países seguir llamándola como siempre lo han hecho. El nivel de intervenciones siguió bajando, incluyendo mensajes de chilistaníes que acusaban a los argentinos de “ladrones”, lo que me imagino explica en sus mentes por qué el sur argentino es relativamente desarrollado y produce plata mientras que el nuestro es un jardín botánico que sólo atrae a mochileros o multimillonarios, pero no genera turismo. Sólo quería reírme un rato de este patrioterismo de álbum Salo, pero desgraciadamente la estupidez me superó.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">No tengo problemas con el sentimiento de pertenencia pero nunca he entendido esa sensación de superioridad sencillamente porque naciste en un lugar puntual. Acá lo veo todos los días. Cuando trabajaba para un diario en Illinois, tenía a una compañera dominicana, hija de dominicanos, pero nacida en New York. Por algún motivo que aún no entiendo, hablaba todo el día de cómo los neoyorquinos eran infinitamente mejores que el resto de EEUU y lo estúpida que era la gente del Medio Oeste. Yo me preguntaba cómo alguien cuya familia viene de afuera y cuyo único vínculo con NY era el haber nacido en el estado, no sólo se sentía heredera de toda su supuesta grandeza sino que con derecho a denostar a la gente de otra región, ¡en el mismo país! Más aún, si como sospechaba, ella no había contribuido nada a esta aparente superioridad intrínseca de NY salvo el hecho que la parieron dentro de sus fronteras, ¿por qué se vanagloriaba de ser neoyorquina? ¿Acaso la grandeza de un lugar se transfiere automáticamente a todos los que nacieron ahí? El haber nacido en un país o una ciudad bacán me parece excelente, pero si eso es todo lo que tienes que decir a tu favor entonces eres más charcha que el más charcha de los ciudadanos de la dictadura bananera más charcha del mundo.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">De vez en cuando me junto a hacer asados con un grupo de argentinos que viven en esta área. Son ingenieros y trabajan para la facultad de una universidad local. Algunos desarrollan proyectos para la NASA y todos sin excepción tienen un Ph.D. De hecho, ayer uno de ellos me contaba que había sacado su doctorado en “cosmología cuántica”. Tal cual. Me duele la cabeza sólo repetirlo. En otras palabras, cuando nos juntamos, el único con credenciales académicas insignificantes soy yo. ¿Por qué te cuento esto? Por lo siguiente: El otro día estos argentinos se juntaron a jugar fútbol en una cancha pública en un parque de Virginia. Como te imaginarás de un partido de treintones y cuarentones en EEUU, no había trago al costado de la cancha ni palabrotas dentro de ella. De pronto, de la nada, aparece una vieja que paseaba a su perro por el parque y le pregunta a uno de los jugadores si tienen permiso para ocupar la cancha. La tipa no trabajaba en el recinto ni tampoco dio a entender que poseía ninguna autoridad más allá de haber excedido su estadía en este mundo (es decir, ser una vieja de mierda). Peor aún, la momia decrépita les hizo la pregunta en español, pero con acento gringo, balbuceando algo así como: “¿Tiene perrmisou?” y se metió a la cancha de lo más prepotente. Uno de los argentinos le respondió: “We don’t speak Spanish” y siguieron jugando sin volverla a pescar. La vieja sapa se fue después de un rato, pero lo increíble es que la urraca ésta asuma que porque un grupo de personas que no se parece a ella juega fútbol y habla en español, cuenta con la autoridad para hostilizarlos. No es que tenga ninguna importancia, pero todos estos tipos son inmigrantes legales y seguro pagan más impuestos que la vieja y todos sus parientes, sin mencionar que su nivel educacional está un par de diplomas más arriba. Sin embargo, como son hispanos, cree que puede amedrentarlos y, peor aún, que bastan unas palabras en español para que los latinos salgan corriendo y dejen la pelota dando botes, sola en la cancha, por miedo a que los pille “la migra”.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Esas actitudes de patrón de fundo sin fundo me revientan en especial porque, como te decía, suelen provenir del ciudadano más charcha de toda la nación, el que no le ha ganado a nadie pero se cree superior porque el país en que vive tiene un PGB más alto que sus vecinos. En cierta manera, es el equivalente al chilistaní que vive sus éxitos a través de su equipo de fútbol, ya que personalmente no tiene nada de qué quebrarse.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Los argentinos, por cierto, demostraron una clase que yo jamás habría podido exhibir. Si yo hubiera estado en la cancha, y no lo digo por hacerme el chistoso, habría agarrado a pelotazos tanto al perro como a la vieja. Es más, si hubiera andado con su marido, voy y le pego por ser tan huevón de estar casado con una arpía vetusta con delirio de guardia fronterizo. Pienso que el problema puede venir desde la cuna y no ser ese mero patrioterismo que supone que la grandeza de un país se pega por transmisión sexual. Después de todo, la argumentación es muy parecida a la del típico pendejo que tenías como compañero de curso al que le gustaba decir cosas como: “Mi papá le saca la cresta al tuyo” o “Mi papá gana más plata que el tuyo”. Ese tipo de actitudes se remedian con respuestas parecidas, al estilo de: “Sí, claro, pero tu papá no está aquí para defenderte” y acto seguido les pones un cornete en el hocico.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">De Kapuchinski lo único que agrego, y me imagino lo compartes, es que no es culpa del periodista de internacional si no lo mandan nunca al extranjero y tiene que hacer su pega en base a llamadas telefónicas y cables de la AP. Acá todos los diarios regionales y de pueblo chico, que son los que mejor conozco porque he trabajado en ellos, se apoyan en la AP y ni siquiera tienen un corresponsal en Washington, D.C. De hecho, hay diarios que están haciendo “outsourcing” a India y contratando a periodistas indios para que reporteen telefónicamente cosas como la asamblea municipal o la última reunión de concejales de pueblos perdidos en medio de EEUU. Triste, pero cierto.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">A veces, considerando los presupuestos limitados, no tiene sentido mandar a alguien cuando sabes que por el hecho de venir de Chilistán o algún pueblucho estadounidense no tendrá mayor acceso a las fuentes y su perspectiva no será tanto más interesante como para justificar un gasto que supera el costo de suscribirse a un servicio de cables. Lo de proteger el bono tampoco lo encuentro tan reprobable porque no todos somos héroes y por lo demás, cuando ganas poco, vale la pena proteger el aguinaldo de navidad o tragarse ciertas indignidades para mantener la pega. Es algo derrotista reconocerlo, pero no todos pueden ser Hunter S. Thompson (a propósito, te recomiendo el más reciente documental de su vida. Se llama “Gonzo” y vale la pena).</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">Tu lista de lecturas recomendadas me pareció perfecta. Sospecho que no se puede hacer algo parecido a los franceses porque, ni nuestros políticos leen, ni es común ver un acto de protesta que exija más esfuerzo que tocar la bocina o, para los más aventurados, mandar una carta al diario. Sospecho que al dirigente chilistaní promedio un acto como leer una novela en protesta no le movería ni un pelo. Una buena muestra de la decadencia de nuestros dirigentes es constatar como ya ni siquiera tienen inquietudes intelectuales y al parecer viven y mueren por perpetuarse en esta autocracia, ya sea para mantener el pelaje familiar o subir de pelaje en caso de no ser capaces de trazar sus antepasados al Winnipeg. A vuelo de pájaro, se me ocurren varios políticos que en sus ratos libres producían novelas, ensayos y demases. Disraeli y Churchill escribieron novelas (es más, este último ganó el Nobel de Literatura por sus obras de historia y aunque probablemente fue un premio político, no me imagino a sus símiles de hoy recibiendo ni una estrellita en la mano), Mussolini escribió novelas y obras de teatro, Jimmy Carter ha publicado novelas históricas y poemas, y hasta Franco es autor de un guión cinematográfico. Todo ésto sin mencionar la costumbre de líderes políticos de siglos pasados, ya sea en Europa o en Chilistán, de escribir tratados sobre los más diversos temas, desde historia hasta antropología. Hoy con suerte lees memorias autocomplacientes escritas a pedido y con la misma colección de slogans y frases hechas que caracterizan los discursos de estas mediocridades modernas. De hecho, esta mañana leí un blog de un político chilistaní acerca de las AFPs. Contenía información muy interesante (en síntesis, que las compañías matrices de varias de nuestras AFPs se están yendo al carajo y si quiebran no va a haber nadie para responderle a los giles que impusieron en ellas), pero su redacción daba pena. Junto con recomendarles lecturas a nuestros gloriosos líderes, tal vez sería bueno mandarles el mismo maletín literario con que de manera tan paternalista han pretendido ilustrar a la gente que de todas formas vota por ellos.</span></span></p><p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"><br /></span></span></p> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;"> </span></span></p><span style="color: rgb(136, 136, 136);"> <p style="margin: 0in 0in 0pt;"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:100%;">-GB.</span></span></p> </span></div><span style="font-family:arial;"></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-72305181913309755132009-03-21T13:46:00.015-04:002009-03-23T10:25:03.244-04:00Episocolario: en la ruta del guía espiritual<span style="font-family:arial;">Don,<br /><br />Me desternillé de la risa con la nota de advertencia que tuviste que poner en tu misiva, para evitar toda condena u objeción frente a cualquier interpretación maliciosa acerca de tus aseveraciones sobre el austríaco ese.<br /><br />También no dejó de preocuparme el que hayas hecho notar la facilidad con que te pueden googlear en tu contra. De hecho, lo único que estoy haciendo con mi otro blog, el citizen almeida, es pavimentar un derrotero de cesantía, porque con mis palabras estoy conculcando toda posiblidad de trabajar en un lugar con aire acondicionado. Pisarle los callos a cuanto perico con charretas no es buena estrategia. Pero en fin, supongo que es una manera de quemar las naves y no tener la chance de emplearme de gato en cualquier cosa. Y por último, sigue siendo cierto que esta actividad blogera es de muy baja lectoría, por lo que el escudo de la insignificancia seguirá protegiéndome.<br /><br />También me pareció esplendorosa la idea de salir de Facebook de una manera rutilante. Al respecto, conozco de cerca una experiencia muy bella. Fue el suicidio de ese mundo por parte de Tato, quien lo publicó en su blog. Sírvete de leerlo, que está muy bueno <a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://pisodos.blogspot.com/2008/02/reset.html">pinchando aquí</a>.<br /><br />La verdad es que cada día me parece más abismante lo que pasa en Facebook. La impudicia y la vanidad son un cóctel demasiado indigestante. Es un ejercicio de autorrepresentación que me propende con demasiada frecuencia a la sensación de ridículo. Además, me parece ciertamente que es una herramienta de espionaje muy poderosa, que pronto cobrará víctimas, en historias sórdidas y macabras similares a las que imaginaste con Fritzl. De hecho, la Policía de Investigaciones ya debe tener un experto para inmiscuirse en redes Facebook, gente con doble identidad, etc.<br /><br />Por mi parte también he estado tentado por hacerme pasar por compañero de curso de alguno de los periodistas más sapos del país (esos que parece que tuvieran mierda en el bigote cuando sapean a un pobre diablo que no da boletas en una botillería) para después hacer un reportaje-denuncia con todo lo políticamente incorrecto del sujeto en cuestión que pueda recabar usando Facebook, con el propósito de que viva en carne propia el escarnio de ser objeto de cristazos por parte de un cualquiera arriba de un púlpito.<br /><br />Esta reflexión me lleva a mi última lectura, una selección de textos de Riszard Kapuscinski, un periodista polaco de esos de los antigüos, de los que se vanagloriaban de conocer y vivir el mundo y no del número de presidentes y ministros que han entrevistado. Según me enteré, en Chilistán tiene muchos seguidores, aunque pensándolo bien deben ser simples admiradores, porque que yo sepa el ave periodística nacional no arriesga ni el bono de navidad de fin de año (menos el culo), así que dudo que Kapuscinski haya hecho escuela, pues el tipo fue a cuanto conflicto hubo en lo que el llama el Tercer Mundo y no lo cubrió desde el Hyatt de Bagdad, como otros que andan de guapos por ahí.<br /><br />De su lectura también extraje una valiosísima lección, a partir de una pregunta: ¿Cómo fue que el sistema de medios de la Polonia del siglo XX (léase un país agrario, retrasado (católico) y dominado por un régimen pro soviético) se las amañó para mandar un tipo a cubrir las guerras del África, con una producción peridística notable por su independencia y vigor? Ni idea, pero ciertamente es notable que en nuestra remota tierra no haya habido nada parecido. Cable, puro cable, y un desdén propio del más embrutecido de los campiranos por todo lo que no sucede entre mar y cordillera, si hasta se inventó un jet set nacional y una farándula de cuarta ante el desinterés del chilistaní por las cuitas de la casa real de Inglaterra (que esos al menos si tienen glamur, aunque yo les quitaría todas las coronas, tronos, palacios y privilegios para que averiguen lo que es tener que trabajar).<br /><br />Ahí es cuando coincido plenamente contigo con ese extraño sentimiento de envidia que produce el acto poético y mamón de los franceses. Pero es imposible que pase algo similar en Chilistán, incluso hasta las más burda de las imitaciones, porque es imposibe saber qué lectura es enojosa para Piñera para llamar a leerla y comentarla compulsivamente, porque de seguro no la tiene. Tampoco podríamos atacar por la preferida, porque definitivamente no estoy dispuesto a gastar mi saliva ni mi tinta (o byts) en nada de autoayuda o de grandes gurúes del emprendimiento.<br /><br />Ahora, me atrevería a proponer algunas lecturas a nuestros dirigentes, con el propósito de ahondar en sus intereses, proponiendo títulos que guién eventuales ensayos a partir de dichas lecturas:<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Jovino Novoa</span>: <span style="font-style: italic;">El obsceno pájaro de la noche</span>, Donoso y <span style="font-style: italic;">Memorias de un soldado</span>, de un desmemoriado soldado.<br />Ensayo: Mejor no rascar donde no pica.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Eduardo Frei</span>: <span style="font-style: italic;">Confesiones</span>, San Agustín, y <span style="font-style: italic;">Sexus</span>, Miller.<br />Ensayo: Eso de ser DC...<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Pablo Longueira</span>: <span style="font-style: italic;">La formación integral del sacerdote católico</span>, Maciel, y <span style="font-style: italic;">Los nenes</span>, Patricio Fernández<br />Ensayo: ¡Jaime, hacia donde veo hay perversión!<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Michelle Bachelet</span>: <span style="font-style: italic;">Nuestros años verde olivo</span>, Ampuero y <span style="font-style: italic;">Las cartas del Che en Bolivia</span><br />Ensayo: Mis pecadillos de juventud y sus enseñanzas<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Sebastián Piñera</span>: <span style="font-style: italic;">El vendedor más grande del mundo</span>, Og Mandino y <span style="font-style: italic;">Cuento de navidad,</span> Dickens<br />Ensayo: La envidia es el costo del éxito<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Ricardo Lagos</span>: <span style="font-style: italic;">Mapa de la extrema riqueza</span>, del mismísmo.<br />Ensayo: Crecer con igualdad: la batalla inganable que nunca dí<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Joaquín Lavín</span>: <span style="font-style: italic;">Memorias de una geisha</span>, Anita Alvarado y <span style="font-style: italic;">Camino</span>, mons. Escrivá<br />Ensayo: Dios escribe en reglones torcidos<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Alejandro Navarro</span>: <span style="font-style: italic;">Perico trepa por Chile</span>, Marcela Paz y <span style="font-style: italic;">Mampato y Ogú: la rebelión de los mutantes,</span> Themo Lobos<br />Ensayo: Infanitilismo revolucionario, la salida a nuestros males<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Carlos Larraín</span>: <span style="font-style: italic;">El roto</span>, de Edwards Bello<br />Ensayo: ¿Si me lo leo entero no tendré que ir nunca a una pobla?<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Camilo Escalona</span>: <span style="font-style: italic;">Gargantúa y pantagruel</span>, Rabelais y <span style="font-style: italic;">La Biblia</span>, varios autores<br />Ensayo: La vida es hoy y no hay por dónde perderse<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Andrés Velasco</span>: <span style="font-style: italic;">Economía y negocios</span>, El Mercurio<br />Ensayo: A un click de la sabiduría<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Guido Girardi</span>, <span style="font-style: italic;">Viaje al señor del poder</span>, Osho y <span style="font-style: italic;">El padrino</span>, Puzzo<br />Ensayo: intersecciones entre el budismo y la cosa nostra para el Chile de hoy<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Adolfo Zaldívar</span>: <span style="font-style: italic;">El arte de la guerra, </span>Sun Tzu<br />Ensayo: Ese chino, niño de pecho<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Jorge Schaulsohn</span>: <span style="font-style: italic;">Las partidas de Alfonso el Sabio, </span><span style="font-style: italic;">Los pactos de los sabios del Sión </span>y selección de columnas de Sergio Melnick<br />Ensayo: Cómo ser judío y aceptado en una elite católica<br /></span><span style="font-family:arial;"><br /><span style="font-weight: bold;">Jorge Teillier</span>: <span style="font-style: italic;">El capital</span><span style="font-style: italic;">, Marx</span><br />Ensayo: Actualizar levitas y peniques: una renovación necesaria</span><br /><span style="font-family:arial;"><br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-71812961253597682342009-03-19T14:14:00.003-04:002009-03-19T14:25:41.533-04:00Episcolario: el blog como sucedáneo de gastar plata en trago<span style="font-family:arial;">Andrés,</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Estos últimos días he pensado en crear un grupo de Facebook llamado “Josef Fritzl es inocente”. Sería mi último acto de protesta surrealista antes de retirarme de ese hijo bastardo del ágora griega y Big Brother que es Facebook. Aparte, me interesa saber cuántos depravados están dispuestos a dar la cara y confirmar mis sospechas más oscuras acerca de los usos que algunos le dan a esa bendita red social. El costo a pagar es que de ahora en adelante, cuando algún degenerado busque en Google a Fritzl y coloque la palabra “inocente”, va a aparecer este post y nos van a sindicar como apologistas de todo tipo de aberraciones sexuales y comportamientos inicuos. Para cubrirme la espalda, procedo a dejar esta advertencia cual leyenda majadera del Ministerio de Salud en las cajetillas de cigarro: <span style="font-style: italic;">“Lo de Fritzl fue una broma y sólo lo escribí porque me pareció una buena forma de abrir el post y generar interés de forma sensacionalista y barata, una de mis mejores armas. Para todos los lectores futuros, casuales o accidentales que se topen con este blog y en particular este post, vayan mis disculpas, en especial si han sido víctimas de tales vejámenes. Soy una persona con valores firmes y arraigados. Hasta apoyé la creación del feriado evangélico y aunque no lo hice por motivos religiosos (pese a que los feriados me parecen divinos) de todas formas me plegué como ateo solidario a la moción de darle su día de asueto a otra iglesia más (porque, como no hay suficientes iglesias y congregaciones en Chilistán, nuestras autoridades sabiamente tomaron nota de dónde les apretaba el zapato y decidieron dar reconocimiento testimonial a otra de esas instituciones que no pagan impuestos)”</span>.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Veo que eres un volcán de creatividad y todo lo que tienes que comunicarle al mundo no cabe en un sólo blog. Saludo por ello la creación de tu nuevo foro y hasta me auto invité como comentarista. El hecho que nadie nos lea produce curiosamente un efecto contrario a la frustración y el deseo de tirar la esponja. Tal vez si alguien nos pescara dejaríamos de escribir del todo.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Hace un tiempo yo también fui poseído por ese deseo de abrirle mi diario de vida al mundo y compartir hasta mis impresiones sobre mi última visita al supermercado. Fue una época en que leía febrilmente novelas de vaqueros y decidí crear un blog en honor a tan venerable género literario. Entrevisté a escritores, comenté libros, contacté a editores y después de unos meses me aburrí y lo abandoné. El blog se llamaba <a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://saddlebums.blogspot.com/">“Saddlebums”</a> y todavía flota en el ciberespacio cual coliforme enviado a la estratósfera o el cadáver de Alien luego que lo trituran con el motor de la nave espacial en no sé cuál parte de la saga (nunca he podido ver una de esas películas entera).</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">De todas formas, rescato estos blogs con audiencias limitadas porque te permiten mantener conversaciones con tus amigos sin que el alcohol se entrometa y baje el nivel del diálogo ni lo reduzca a monosílabos y gruñidos como los de la película “La Guerra del Fuego”, donde lo que pudo ser una buena discusión termina con nosotros dos meando una muralla y estrellando botellas vacías contra un poste del alumbrado público (al menos así es como me han contado que acaban estas cosas en el mundo real y fuera de la seguridad de la blogósfera). En definitiva, un blog es como un diario de vida pero sin la tapa de Hello Kitty ni la necesidad de perfumar las páginas o ponerles un candado de aluminio que alguien puede romper para luego exponer tus pensamientos al escarnio público. Aquí el escarnio es voluntario.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Los blogs masivos y en general los que funcionan al alero de grandes medios adolecen de la libertad para tratar cualquier tema. Más aún, muchos de los “blogs” no son más que reproducciones de las columnas que sus vetustos autores ya publicaron en el diario hace unos días. La única diferencia es que les cuelgan una hilera de comentarios por parte de la “ciudadanía”, en general anónimos que escriben con mayúsculas y gente con aún más tiempo libre que nosotros. El “diálogo” que se genera es el equivalente al libro de reclamos de una repartición pública y las frases que encuentras en el baño del Bahamondes. Las páginas de cartas, por elitistas y sesgadas que puedan ser, al menos tienen el filtro de un tipo que ataja a los más desequilibrados. El problema es que también quedan fuera comentarios más interesantes y se fomentan debates absurdos como el de un cura clasista acusando de clasistas a los alumnos de universidades privadas (la famosa discusión sobre los establecimientos “cota mil”) o cuestionamientos pechoños a Darwin.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Hoy vi un artículo sobre cómo los franceses han comenzado a leer en masa una novela del siglo 17 (La Princesse de Cleves) famosamente detestada por Sarkozy como forma de protesta contra su gobierno. Creo que es el colmo de la sofisticación (y mamonería) pero no me molestaría ver en Chilistán muestras de molestia más sofisticadas que un pico dibujado en un baño. Por ahora, los blogs son todo lo que tenemos.</span><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:arial;">-GB.</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-83053758040847933952009-03-18T22:55:00.002-04:002009-03-18T23:05:34.066-04:00blogosfera en acción<span style="font-family: arial;">Al parecer la blogosfera tiene propiedades astrofísicas. La cosa es que la gravedad del concepto ha traído a otro a su circuito de flotaciones circumbirúmbicas. Se trata de Juan Carlos, un notable, entre cuyas propiedades se cuenta el saber la historia de Colo Colo al revés y al derecho y otras infinitas miles de cosas, por lo que alguna vez fuera apodado "google santa cruz".<br /><br />Atención a quien tenga maquievélicos proyectos, que el tipo es un complotador de primera.<br /><br />Sirvansén, por favor:<br /><br /><a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://jcsantacruz.blogspot.com/2009/03/hubo-un-tiempo-en-la-blogosfera.html">Hubo un tiempo... en la blogosfera</a><br /><br /><br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-16292208228032315212009-03-17T17:12:00.006-04:002009-03-17T17:54:39.266-04:00Episcolario: ecúmene treintón<span style="font-family:arial;">Chalo,<br /><br />Tienes razón, toda esta voluptuosidad verbal tiene su origen en el hábito vicioso de quitarle el bulto al trabajo. Mi consuelo es pensar que en otros tiempos hacía lo mismo (hablar huevadas), pero de manera presencial, con tantas cervezas y piscolas que a ese ritmo me esperaba una vida social en AA (acrónimo de alcohólicos anónimos y no de andrés almeida). Por suerte mis amigos maduraron (no fue mi culpa), se pusieron a trabajar y ya no fue posible sostener tardes enteras y regadas de cháchara inconducente y campeonatos eternos de pin pon. Hoy ese idilio ya no es posible, pero internet ofrece su sucedáneo.<br /><br />Felicito tu título "Chilistán en línea" al que agregué el paréntesis de "blogosfera", pues subraya un fenómeno que podría ser interesante y fértil si obviamos que responde a una crisis generacional: la cantidad de treintones dispuestos a dejar por escrito, leer y comentar inanidades. Hasta creo que podríamos fundar una generación, con legado y todo: aquellos zopilotes que fueron niños en dictadura, se les cayó el muro de Berlín en la cabeza cuando debían rebelarse de adolescentes y fueron jóvenes en la "democracia de los acuerdos". Deberíamos organizarnos y plantear a la ACNUR que somos una especie de especie límbica entre los siglos XX (eso de escribir...) y XXI (... y hacerlo por internet), que merece la calidad de refugiados de la ONU, tal y como algunos pueblos enteros que van tras los cascos azules porque su país no existe, o peor, ha cambiado de nombre y fronteras tantas veces que ya no se entiende nada. Si no, no me explico por qué tanta nimiedad. Como política humanitaria deberían arrebatarle un territorio a un estado fallido y dejarnos ahí para que podamos sentarnos a pensar cómo seguir adelante.<br /><br />Me gusta esto de ampliar esta modesta tribuna a otros contertulios. A diferencia tuya, la competencia de largo de pendejos, en su rama femenina, estuvo lejos de causarme asco; más bien un morbo extraño. De todos modos, la narración de Tato me confirmó que el ecúmene periodístico de Chilistán se ha formado en un rigor similar, que traspasa las fronteras de nuestra pontificia universidad. Respecto a Pastelero, nada qué decir que no haya dicho en sucesivos comentarios, salvo ratificar que sus haikús periodístico ciertamente me han motivado a seguir escribiendo, siendo esta una de las razones por las que decidí fundar otro blog, <a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://www.blogger.com/citizenalmeida.blogspot.com">el citizen almeida</a>, que hace honor a mi profesión periodística. También influyó en la decisión el nuevo blog de Tuki. Me dije, si este doctor (c) habla de lo que le sale de culo y no hace su tesis, por qué yo tendría que estar trabajando. Felicito a Tuki, en especial por su relato, que estimo está soberbio. Eso sí, como descargo, le dejé a este mono un comentario y aún no se digna a publicar. Esto último me recuerda a alguien, que frente a la avalancha de palabrería inútil, debe tener hundido el cuello más abajo de las clavículas por no atreverse a escribir, algo que de seguro tiene ganas, pero no se atreve quizá por qué fobia propia de empleado público. Chachachachán, sí, hablamos de Memo.<br /><br />Estamos al habla y a la espera de más episcolarios, que ya agrandamos la mesa.<br /><br />Salú<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-7467845420060701812009-03-17T15:43:00.002-04:002009-03-17T15:45:47.021-04:00episcolario: Chilistán en línea (blogosfera)<span style="font-family:arial;">Andrés,</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Noto un frenesí de actividad en tu blog, lo que me hace sospechar que tu curva de productividad laboral sigue tan plana como el electroencefalograma de Iván Moreira. “Escoba”, me podrás responder, y con razón. Mi nueva excusa para no trabajar es que el clima económico me tiene deprimido. La economía está en la pitilla y por lo tanto mi productividad se ve afectada. Después de todo, soy humano y no puedo abstraerme de la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">También constato y doy la bienvenida a los nuevos comensales. Todavía no me puedo sacar de la cabeza la imagen del pelo púbico medido en cuadrados de cuaderno de matemáticas. Su recuerdo en los últimos días me ha provocado arcadas en los lugares más inapropiados, incluyendo el metro de Washington, D.C. Aprecio también la reflexión de Pastelero sobre el periodismo y su sinceridad al confesar cómo quiso escribir otro de esos comentarios destructivos e inconducentes (es decir, lo que habitualmente subimos al blog) y sin embargo le salió algo más y mejor que nuestra tradicional tirada de piedra con escondida de mano. Si no son un clavo más en el ataúd de la prensa, los diarios gratis son por lo menos un paso adelante en la tontificación progresiva de sus lectores. Por más que los gurúes del periodismo académico los presenten como un modelo exitoso (¿de qué?), no le veo la gracia a esos álbumes de recortes con contenidos pasteurizados. Es más, me parece que son tan informativos como esa huincha horizontal que usan en CNN, pero en un papel que mancha los dedos y sin el agregado de una conductora atractiva. Otra cátedra que pronto van a tener que incorporar al currículum periodístico es la cableología, la disciplina que te enseña a discernir qué cables elegir para armar un diario. En una o dos décadas más, estas mismas compañías van repartir libros para colorear y lápices de cera en cada estación del metro y de a poco irán dejando de lado sus antologías de cables con avisos intercalados. Es el paso lógico después de ofrecer un producto intragable, por muy gratuito que sea.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;"> La anécdota de Tuki en Valparaíso me recordó a mis propias visitas a la Biblioteca Nacional, así como la relación que por años cultivé con distintos actuarios de tribunales, cociendo los expedientes con hilo, gruñéndole a todo quien necesitara su ayuda y discriminando por clase social cual perro callejero. Calificarlo de kafkiana, más allá del cliché, sería darle al asunto una solemnidad que no se merece dada su ridiculez intrínseca. De hecho, más parece un sketch de Hermosilla y Quintanilla pero sin las risas grabadas y el agravante que son estas conductas las que refuerzan injustamente la imagen del empleado público huraño y displicente, caricatura de la que después se cuelgan los privatizadores y demases alimañas que, si de ellos dependiera, cerrarían las bibliotecas por ser un gasto innecesario para un Estado moderno como el Chilistán 2.0 con el que sueñan cuando no están celebrando misas satánicas. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">A mí me ocurrió algo similar con el famoso guaifai y la experiencia me llevó a concluir que cuando un país no está listo para adoptar ciertas tecnologías, no tiene para que aparentar cual gil sobregirado en la tarjeta de crédito. Es mejor esperar a que las condiciones culturales sean propicias para asimilar los adelantos de la ciencia. Hace unos años me regalaron una noche gratis en un hotel fifí de Santiago, de esos con sábanas limpias y baño en la pieza. Nunca he entendido cual es la gracia de quedarse en un lugar que te cobra un testículo y medio por traerte el desayuno a la cama y la única diferencia entre el sándwich que te podrías haber preparado tú mismo es que el ave palta que pediste por teléfono viene cubierto por una tapa de aluminio en una bandeja con flores y servilletas dobladas en forma escultórica.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;"> En fin, a caballo regalado no se le mira el diente, me dije, y preparé mi bolso imaginando cómo pasaría la noche en una cama extra-ultra-king size, vestido con una bata de leopardo y mi fez en la cabeza, fumando tabaco en una pipa y ordenando películas porno con el control remoto. Los folletos del hotel fomentaban mi delirio, partiendo por la foto de una de esas familias perfectas con niños vestidos de marinero que sólo existen en la cabeza de los publicistas cocainómanos de Chilistán pero que en la realidad son tan escasas como indeseables. Entre los múltiples servicios que ofrecía figuraba prominentemente la conexión “wi-fi” a Internet. Dado que nunca antes me había conectado por ese medio y, al igual que la simpática señora que atendió a Tuki casi pensaba que Internet se transmitía por la corriente eléctrica, el servicio me entusiasmó. Junto con mis pilchas empaqué mi laptop y partí rumbo al hotel. Para alguien habitualmente reticente a los avances tecnológicos (entre mis vaticinios más errados figuran el pronosticar que el VHS jamás sacaría de circulación al Betamax , jurar que nunca reemplazaría mi colección de casettes por compact discs y descartar a Facebook como una moda pasajera que sólo podía interesar a pedófilos) el abrirme a la posibilidad del guaifai es todo un gesto de humildad.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Cual fue mi sorpresa cuando intenté conectarme a Internet desde mi habitación con vista panorámica a Santiago y mi laptop no recibió señal alguna. Supuse que el problema se debía a mi inhabilidad para entender procesos manuales más complejos que cambiarle la rueda al auto, pero una llamada a la operadora me aclaró las cosas. Después de varios minutos de explicarle que no tenía “el cablecito para conectarse” que me recomendó utilizar y que en sus propios folletos el hotel se quebraba por ser el único de la capital con guaifai, la telefonista me sugirió que bajara al mesón principal. “Ahí seguro que lo pueden ayudar”, me dijo, sin saber que sus palabras reforzaban mi incredulidad.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;"> Este fue el diálogo que sostuve en la recepción:</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“Buenas noches. Tengo problemas con la conexión inalámbrica. ¿Alguien me puede ayudar?”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“¿Dónde tiene su computador?”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“En mi pieza”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“Ah, se está tratando de conectar desde la pieza”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“Sí”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“Lo que pasa es que sólo tenemos guaifai en el lobby”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">“Ah, o sea que tengo que bajar al lobby a correrme la paja”</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">En honor a la verdad, no pronuncié la última frase. Solamente la pensé, pero la experiencia arruinó tanto mi estadía como mis sueños de ser nuevo rico por una noche. <br /><br />-GB<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-4912576700634503012009-03-17T10:26:00.004-04:002009-03-17T10:33:39.284-04:00un jardín japonés para la palabra<span style="font-family:arial;">Recomiendo leer el artículo del Pastelero, quien en su eterna búsqueda vocacional (pastelero, músico, poeta, periodista, escritor, catador de piscolas y ahora jardinero) alcanzó la elevación espiritual de puro escuchar como una gota de agua horada la montaña.<br /><br />Sírvansen:<br /><br /><a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://pasteleroatuspasteles.blogspot.com/2009/03/entorno-la-jardineria-y-el-periodismo.html">En torno a la jardinería y el periodismo</a><br /><br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-91984508100675961922009-03-15T14:46:00.007-04:002009-03-15T15:21:00.082-04:00nuevo blog de tuki<span style="font-family:arial;">se aburrió de las payas<br />se le trancó la tesis<br />ahora lanza colitis<br />en su blog<span style="color: rgb(255, 102, 0);"> </span><a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="http://www.blogger.com/tifoideas.blogspot.com">tifoideas</a><br /><br />difundamos sus pedos<br />olamos sus churretes<br />es mejor fuera que dentro<br />no hay que ser amarrete<br /></span><span style="font-family:arial;"><br />si falta el confort<br />adios calzoncillo<br />que es peor el pudor,<br />oliendo a zorrillo<br /></span><br /><span style="font-family:arial;">buena pluma, garantizo<br />y material de sobra<br />si no habla no obra<br />se nos pone enfermizo<br /><br />estoy de acuerdo my friend<br />Chilitro indigesta<br />this is the end<br />se acabo la fiesta<br /><br />pa darle sustento, color y brío<br />acá va su proclama<br />leedla con calma:<br /><span style="font-weight: bold; font-style: italic;font-family:arial;" >¡Cagones del mundo, uníos!</span><br /></span><br /><div style="font-style: italic;font-family:arial;" class="post-body entry-content"> Este blog es café como la mierda que nos une y rosa como las ilusiones que nos venden. Hoy por hoy, guerra se dice prevención, propaganda se dice comunicación, desigualdad se dice oportunidades, esclavitud se dice trabajo, contaminación se dice desarrollo, autoritarismo se dice consenso, usura se dice rebaja e incertidumbre se dice futuro. Vivimos en un mundo donde el oficio del liderazgo consiste en disfrazar, acaso no en promover, los peores padecimientos. La mierda rosa se ha transformado en pan de cada día.<br /><div style="text-align: justify;"><br />Mejor es soltar la caca que dárnosla de constreñidos, relajar la tripa antes que doparnos con loperamida, pedar sonoramente antes que tolerar las puntadas estomacales. Si caca hay, que caca fluya. Que corra por nuestras piernas pero que no se estanque en nuestros zapatos sino que siga camino hacia la calle, donde todos podamos olerla.<br /><br />Aquí no es bienvenida el agua de cuba pues a nuestras frías democracias les falta actividad bacteriana. Así debiésemos entender la política, como la posibilidad de que las bacterias colonicen las instituciones. <span style="color: rgb(153, 51, 0); font-weight: bold;">Tifoideas</span> es, precisamente, una diarrea que contraviene la higiene tutelada.<br /><br /><div style="text-align: right;"><a style="color: rgb(255, 102, 0);" href="tifoideas.blogspot.com">tifoideas.blogspot.com</a><br /></div></div></div><!-- spacer for skins that want sidebar and main to be the same height-->Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-46107196395658017762009-03-15T11:20:00.002-04:002009-03-15T12:22:56.759-04:00sadnes<span style="font-family: arial;">será la pena del sol quemante<br />del agua escasa y tibia<br />porque mis manos no peinan<br />cabellos trigos</span><span style="font-family: arial;"><br /><br />será por los zurcos secos<br />o por su tierra baldía<br />o por estar buscando imágenes<br />de un campo que no prodiga<br /><br /></span><span style="font-family: arial;">será una melancolía de nada<br />que inventa días lluvios<br />el recuerdo improbable<br />de una tierra lejana, andina y joven</span><br /><span style="font-family: arial;"><br />será la preciencia del hambre<br />en este páramo mío<br />la infértil conciencia mía<br />que pare imágenes campesinas<br /><br />serán estas mis palabras<br />tan ancladas en ayeres<br />que resuenan onomatopéyicos<br />a dolores que no hieren<br /><br />serán estos arcaismos<br />paridos de tristes filiaciones<br />de poetas españoles<br />en el siglo XX enterrados<br /><br />serán las vacas flacas<br />los lamentos geográficos<br />por calamidades íntimas<br />como lágrimas presas<br /><br /></span><span style="font-family: arial;">será este día de silencio<br />un día de guardar<br />un día de placeres mansos<br />de cuerpos inánimes<br /></span><span style="font-family: arial;"><br />serán ciertas ausencias<br />serán medidas distancias<br />todas con nombres<br />y huesos blancos<br /></span><span style="font-family: arial;"><br />será que huelo entierros<br />agrios y dulzones<br />donde hubo campos de flores<br />vivas y frescas</span><br /><span style="font-family: arial;"><br />o será este día<br />un pagano viernes santo<br />y estas palabras tristes<br />rogativas encubiertas<br /><br />que invocan nubes<br />que precipitan aguas<br />que riegan campos<br />que crecen plantas<br />que alimentan gentes<br />que justifican fiestas<br />que danzan cuerpos<br />que se besan<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-47996827528475615062009-03-14T11:19:00.005-03:002009-03-14T12:25:33.853-03:00instrucciones para salvar el mundo (comentario)<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SbvHw40rZ5I/AAAAAAAAAGA/cpO-E9A_RbQ/s1600-h/978-84-204-7379-6.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 180px; height: 287px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/SbvHw40rZ5I/AAAAAAAAAGA/cpO-E9A_RbQ/s320/978-84-204-7379-6.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5313059828114614162" border="0" /></a><br /><span style="font-family:arial;">A Rosa Montero la conocí a propósito de un seminario sobre la transición española que tomé en tiempos de la universidad. La verdad leí algo que no recuerdo, pero en su calidad de periodista y no de escritora.<br /><br />Por casualidad llegó a mi "instrucciones para salvar el mundo", su última novela, y decidí darle una leída más por curiosidad que por otra cosa. El caso es que el relato me atrapó de inmediato, a pesar de que suelo escabullirme de narraciones tristes, y ésta, de principio a fin, es una novela tristísima, pese a que contiene en sí también un consuelo.<br /><br />En definitiva, me pasó algo parecido a cuando leí "las particulas elementales" de Houellebecq. Temí a la soledad, la vejez se me cruzó como un destino macabro, la muerte y la enfermedad se plantaron con su negrura irremisible, pero también la ciencia develó su capacidad de destilar sabiduría (no soluciones), la belleza demostró su fuerza frente a la miseria, y la bondad y el amor ofrecieron una chance.<br /><br />Matías –el eje de la historia– es un taxista recientemente viudo atrapado en el dolor y el sinsentido que vive con dos perros. A través de él se concatenan otros tres personajes lacerados: Daniel, un médico mediocre que padece un matrimonio penoso y vive una segunda vida en Second Life; Fatma, una hermosísima prostituta de Sierra Leona aferrada a la vida y a la luz de día; y Cerebro, una científica alcohólica torva y taciturna. Todos transitan de un gris cotidiano insufrible y anquilosado a una experiencia vital en la que se develarán sentidos para existir, aunque sin caer en el recurso manido de la catarsis. Más bien dicha experiencia ofrecerá a los personajes una oportunidad para sentirse vivos antes de reemprender sus sencillas existencias.<br /><br />Al final de la lectura, tal y como me pasó con Houellbecq, me quedé divagando un rato y para conciliar el sueño decidí volver a agradecer el haber nacido en Sudamérica, pues –después de todo– había algo en los personajes, en la trama y en el Madrid que sirve de escenario, que me pareció siempre absurdo. Era esa tristeza pretendidamente consustancial a la existencia humana, que se toma como un fundamento y precepto. De esta manera siempre las miserias se convierten en negras tragedias, mientras que acá se conjuran con el ridículo y la fiesta. Se secan al sol. Asímismo, allá la belleza y la bondad aparecen como flores exóticas e improbables, mientras que éstas adornan con frecuencia –si uno ve bien– hasta la feucha ciudad de Santiago de Chile. Supongo que la diferencia está en que por estos pagos la soledad sigue siendo una opción y no una inmanencia.<br /><br />Al final un anécdota que puede que no tenga nada que ver, pero que se me hace que ilustra lo antedicho.<br /><br />Hace algunos años conocí Europa. En ese viaje llegué a Sevilla, donde jugaba la selección española contra la holandesa. Pensé que si en alguna parte de Europa podría encontrar filiaciones sería en Andalucía y en el fútbol vería un apasionamiento similar al de estos pagos. Craso error. Los sevillanos acudieron al estadio como quien va al cine (o sea juntos, pero muy por separado), vieron el partido con una concentración similar a la de un estadístico (todos los comentarios de mis vecinos eran técnicos) y siguieron el programa oficial de aliento a la selección similar a la del público japonés, que incluía la configuración de una bandera española a partir de cartulinas rojas y amarillas dispuestas en cada asiento numerado, que me pareció un espectáculo muy franquista.<br /><br />Al final, los andaluces se fueron en silencio y ordenadamente en el transporte colectivo más por costumbre que por el empate. Parecían disciplinados alemanes. Antes estuve en Francia y los parisinos me parecieron de todo menos románticos. Entonces comprendí que había algo que no comprendía que hacía que en verdad no entendiera nada de nada. Tal vez con esta lectura y la de Houellbecq haya encontrado una pista. <br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-42819292772551441922009-03-10T12:00:00.002-03:002009-03-10T12:09:42.177-03:00episcolario: no soy memo<span style="font-family:arial;">No soy Memo. No estudié periodismo en la Católica de Santiago, sino en una privada cuando aún funcionaba explícitamente como puesto de avanzada del momiaje más vomitivo. Ejemplo, algunos de mis profesores manifestando en la venida a menos calle Valparaíso de la V región –hace algunos años el mall Marina Arauco, a un par de kilómetros de allí, la ha sumido en una decadencia sin retorno, y eso que el mall no tiene flippers, ni cocolocos, ni adivinos, ni imitadores de Vodanovic– exigiendo el retorno de pinocho con el mismo fervor que esperan la parusía. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Me atrevo a tomar el guante que Memo, al menos a nivel no telepático, no ha recogido porque en calidad de periodista y, claro de estudiante de ciencias de la información social, es un deber deontológico onanístico compartir el paralelismo de experiencias.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Creo no haber sido el único estudiante que le tocó analizar el caso del “avión presidencial”, el wena Naty de los noventa. El profesor era un mequetrefe peinado a la gomina que no tenía reparo en señalar que a los 40 años vivía con su madre, que llegaría virgen al matrimonio y que dormía con un oso de peluche, táctica encubierta para sacar un suspiro de algunas compañeras que veían en eso un genuino acto de ternura varonil (suspiro que me imagino luego complementaba sus toqueteos nocturnos), mientras los escasos estudiantes hombres de la sala hacíamos concursos del vello púbico más largo sobre una hoja blanca de cuaderno de matemáticas. El guatón Gonzalo, hoy profesor en 2 universidades, ocupó 12 cuadrados con uno de los pendejos más grandes nunca vistos ni registrados en ninguna descripción calenturienta que yo ni ninguno de los organizadores de tan prestigiado concurso haya visto. En esa discusión tuvimos el privilegio de contar con una compañera que no entendía lo que era el sexo oral. En plena época del chacotero sentimental, para hacerla entender se nos ocurrió utilizar la alegoría de la “conferencia de prensa”, en el recreo por supuesto. Mala idea. A ella se le terminó de confundir todo (¿el mundo estaba tan avanzado para que se realizaran conferencias de prensa en vivo y en directo a más de 10 mil pies de altura a miles de personas? ¿Acaso el presidente había utilizado palabras sexuales oralmente para dirigirse al público? Si era así, eso era un acto éticamente muy grave, a todas luces repudiable). </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">A este mismo bufón bastaba colocar en la bibliografía de nuestros trabajos, Cifuentes, Ramón, Mitos y verdades de la ética periodística, editorial Porrúa, España, 1992, o el célebre y manoseado Céspedes, José Manuel, Sobre el origen de la ética periodística, ediciones del Castillo, Madrid, 1994 (reconocíamos en nuestras invenciones cierto privilegio por autores españoles) para esquivar holgadamente el examen final, tener testimonio escrito de la ignorancia del profesor y de que, al fin, el tema en cuestión en su génesis, objetivos y resultados es la más grande idiotez creada alguna vez por los encargados del diseño de mallas curriculares en todo el mundo. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">El equipo de profesores de periodismo se componía de una momia televisiva que trabajaba hace un par de siglos en canal 4 (para aquellos que no viven en la playa, como denominan a mi querida costa los santiaguinos, UCV TV, canal 5 si no me equivoco) mentor de la mano peluda, Tongas y otros grandes hits de nuestra niñez; una profesora de “periodismo científico” que nos hablaba de Aristóteles, en un intento sudado y frustrado por ir a las bases de algo, y luego refiriéndose a lo que ella creía otro filósofo nos decía “por otra parte el Estagirita, otro pensador griego contemporáneo a Aristóteles …” (que nació en Estagira, de ahí el seudónimo); la hija del difunto comentarista de internacional de canal 13, contemporáneo de JM, y mentor de eximios analistas políticos como Karin Ebensperger, la Thomas Friedman nacional. Lo único bueno que tenía esa señora eran sus salidas de madre cuando intentábamos con un compañero bajarle el perfil, denostar encubiertamente, a su progenitor; un marino, “experto” en comunicación con doctorado en Navarra, que de las 18 sesiones que tenía que darnos, nos dio sólo 4, aún luego de comprometerse en la primera clase –luego de cuestionar su muy débil exposición del refrito concepto de “aldea global”– a transformarnos en los egresados de periodismo más capetas en teoría de la comunicación de Chile.<br /><br />Además de penca, mentiroso y ladrón. Un comunicador audiovisual, compulsivo y paranoico, con el cual un compañero salió de copas una noche en la que terminaron en un prostíbulo del Puerto y el tipo en una actitud muy extraña, no se sabe exactamente con qué fin más que el de humillar, les hablaba a las anfitrionas sobre Nietzsche inquiriéndolas sobre si se habían leído o no el Anticristo. Por último, un aún aspirante a abogado, de más de 50 años, que trabajaba en el archivo de un diario local entre microfilms y naftalina, que nos hablaba de los modernos sistemas de organización de información en fichas de papel, tesauros y otros soporíferos que hicieron que nuestro concurso de vellos tomara aún más fuerza y, en un hecho inédito, que incluyera a una compañera. Protegiendo su dignidad, ella obtuvo su muestra en el baño de la universidad y no en la misma sala. Por ello, aún dudamos de que el exponente que presentó oficialmente, que alcanzaba los nada despreciables 9 cuadrados (relegando a unos cuantos varones a la Primera B del Campeonato trimestral de vello púbico), haya sido de ella y no uno huérfano que naufragaba en uno de los tantos retretes de la sede de la universidad. </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">En fin, hay mucho que decir, sin embargo, es la primera vez que me sumo a este trabajo epistolar, que me merece un grandísimo respeto. Reconozco que sus intercambios me hacen a veces reír casi tanto como los del grasoso Ingatius Reilly (sobre todo en los que refiere a cuestiones de honor salchichesco) y Mirna Minkoff.</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Hasta pronto, espero.<br /><br />pisodos@blogspot.com<br /></span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5796037700962843883.post-71424262277752113572009-03-04T12:02:00.005-03:002009-03-04T13:10:47.191-03:00La vida privada de los árboles (comentario)<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sa6YvvZn1QI/AAAAAAAAAF4/9bkfQsW2Yhs/s1600-h/la_vida_privada_de_los_rboles1.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 203px; height: 320px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_RcatdWVtdj0/Sa6YvvZn1QI/AAAAAAAAAF4/9bkfQsW2Yhs/s320/la_vida_privada_de_los_rboles1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5309348956661601538" border="0" /></a><br /><span style="font-family:arial;">Con el poco original afán de ponerme a hablar de literatura en tiempo estival, paso a comentar un libro que leí en la playa de Algarrobo. Es “La vida privada de los árboles”, una pequeña y delicada novela de Alejandro Zambra, el primer escritor chileno vivo que leo sin estar obligado.</span> <span style="font-family:arial;"> </span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />De Zambra sólo sabía que era crítico y que de un momento a otro devino en un escritor con buena crítica. Los títulos de sus novelas, “Bonsái” y “La vida privada de los árboles”, también me hacían suponer que el autor exploraba lo íntimo, la observación delicada, lo que me produjo curiosidad y cierto temor a ensartarme en un relato aburrido, al estilo de un tratado para gozar ver cómo crece el pasto (algo que menos mal no pasó).</span> <span style="font-family:arial;"> </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">También me produjo curiosidad su año de su nacimiento (1975), el mismo de quien escribe, por saber en qué está la gente de mi edad, para ver si ando tan perdido (alguna vez me hicieron ver que la mía era la generación perdida, a medio camino entre ayer y mañana, sin ser hoy).</span> <span style="font-family:arial;"> </span><br /><br /><span style="font-family:arial;">Para quien no la ha leído, la historia es simple. Un escritor (vaya, al parecer es una roman a clef), padrastro de una niña espera a la madre de ésta en la casa que vive este ya clásico grupo familiar, tan ñuñoíno por lo demás, a juzgar por las breves señas de identidad que deja la obra, como la Plaza Ñuñoa.</span> <span style="font-family:arial;"> </span> <span style="font-family:arial;"><br /><br />La novela –avisa Zambra– acabará cuando la mujer llegue. Entre medio, la narración discurre entre los cuentos que él protagonista cuenta a Daniela, su hijastra (la vida privada de los árboles o las conversaciones entre un álamo y un baobad –referencia a “El Principito”, de seguro– en un parque), las divagaciones hacia el pasado y el futuro emocional del núcleo familiar y homenajes pequeños y acertados a los referentes literarios de quien narra (en particular me sorprendió la cita a Otoko, un personaje femenino de una novela japonesa que leí hace relativamente poco y que me dejó por días con la sensación de bella melancolía de un haikú).</span><br /><br /><span style="font-family:arial;">El resultado es la intromisión en una intimidad bella y vulnerable, que –sin embargo– no arrastra hacia el pudor o la lástima, sino hacia una atmósfera levemente ajena que se hace familiar al sentirse uno de a poco invitado. Se parece mucho a la sensación maravillosa de espiar por las ventanas de los vecinos y descubrir en ellos una humanidad plena, con su permiso, sin vouyerismo ni exhibicionismo, en un momento único y gratuito (salvo, claro está, por el precio del libro).</span>Citizen Almeidahttp://www.blogger.com/profile/15927404755214929675noreply@blogger.com0