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jueves, 12 de febrero de 2009

episcolario: febrero

Estimado,

Recojo el guante y acepto incluir en nuestras misivas el análisis político de cafetín. De hecho, me ha venido un flashback de periodistez, que se remonta a aquella época en que estaba activo en la profesión: dos meses horribles de febrero en la redacción de diarios ya desaparecidos.

Fue entonces cuando caché que la política es la anti realidad. En este mes, simplemente la máquina se detiene, aunque en realidad se va a Cachagua. El caso es que cae el telón del cachacascán de dimes y diretes de frases maqueteadas, pensadas ex profeso para que el monicaco de turno no tenga pensar en cuál es la cuña que va a poner en su medio, y los pobres periodistas políticos quedan literalmente en pampa, pues no acostumbran sino a servir de correa de transmisión de recados. En cambio, los señores políticos -tal cual el perro y el coyote de la Warner, que marcan tarjeta luego de sacarse la cresta- bajan la guardia y comienzan a operar como un comando conjunto. Ya me los veo en la casa en la playa de alguno con una mesa gigante con el mapa de Chislistán, poniendo y sacando fichas que representan senadores, diputados, alcaldes y concejales, bebiendo whisky, riendo socarronamente y acordando las reglas del año venidero, mientras las señoras los apuran para ir luego a comer al restaurante de moda del balneario.

Debo confesar, que la imagen anterior más corresponde a los años de transición, pues hoy existe mayor competencia y rivalidad, pero también me atrevo a aseverar que siguen constituyendo una auténtica casta social, además, endogámica. Puede ganar Piñera o Frei, pero los lazos familiares y las fuentes de buenos empleos y prebendas no están en juego. Los Chadwick seguirán siendo los Chadwick, los Alessandri los Alessandri, los Tohá los Tohá, los Lagos los Lagos, los Aylwin los Aylwin, los Allende los Allende, los Frei los Frei, y así. O sea, me explico, la agresividad sincera quedará relegada a blancos sin charretas de sangre, como pasó con Yasna Provoste, a quien, estoy seguro, sacrificaron (todos, desde la Presidenta hasta la derecha) por ser -tal como ella dijo- negra, india, provinciana y mujer. Estoy seguro que esa no se la habrían hecho a ningún ministro de Educación anterior.

Sin embargo, con esto no quiero decir que da lo mismo quien gane, aunque gane quien gane, ganan los mismos. A continuación, me vestiré de agorero y te daré las claves del devenir nacional que veo según quien gane:

Frei: tras su victoria, la profunda sensación de alivio de muchos será reemplazada por un baldazo de agua fría. Su convocatoria a un Gobierno nacional para enfrentar la crisis y sus promesas de una Constitución para el Bicentenario serán minadas profundamente por la división de la Concertación y la insatisfacción de quienes no obtuvieron la parte del león en la repartija de cargos. Este será el paso para el cambio del Lalo liberal, al Presidente autoritario, quien gobernará el país tal y cual lo ha hecho todo mandatario concertacionista, o sea, para el empresariado, con uno que otro brochazo social, para mantener la calma en un periodo económicamente difícil. Como en un dejavú, el debate moral se empantanará aún más por el respiro que tendrá la Iglesia por volver a tener un Presidente de un partido confesional, al igual que el político, pero sin posibilidad alguna de cambios sustantivos. Las represas en la Patagonia van (como antes fue Ralco).

Piñera: su llegada a La Moneda será una apoteosis, que sólo ocultará las inmediatas contradicciones de la nueva coalición gobernante. El pase de la UDI costó el control del Senado y la Cámara, y ministerios clave como Salud, Educación y Hacienda. Inmediatamente, la pelea política verdadera se instalará en el Gobierno. Por una parte un Presidente que no entiende su gestión sino es arriba de un caballo dando chicotazos y por otra unos ayatola dispuestos a aplaudir medidas tales como hacer navegable el Mapocho o reconstruir un nuevo Estadio Nacional más grande que el Maracaná, pero intransigentes en materia moral y política, observándose retrocesos que nos harán extrañar la tibieza pacata de la DC. Mientras, habrá descontento social, pero no suficiente como para hacer temblar el Gobierno, y tampoco será canalizado por la Concertación, que estará dedicada a crucificar a tipos tales como Tironi, por no tener medio de comunicación alguno. Casi del todo probable, ésta se quiebra, se vuelve a los tres tercios, lo que implicará el indefectible ocaso de la DC, evidenciándose que es un partido sin público objetivo. Se harán las represas en la Patagonia.

Me da paja pensar en Zaldívar, Flores, Arrate, Navarro o Teillier, porque simplemente no va a pasar. Aunque haré un pronóstico simple por cada uno. Zaldívar = seguirá aferrado al poder como una garrapata, gane quien gane. Flores = él y compañía sólo tienen opción si gana Piñera y entran al Gobierno, pero no podrán contrarrestar la agenda de la UDI y se convertirán en un anécdota fome. Arrate = cero posibilidad de que su nombre esté en la papeleta, se retirará y publicará una o dos malas novelas, o peor, sus memorias. Navarro = estará en la papeleta y sacará sus votitos, segurá molestando desde el Senado, pero su influencia será directamente proporcional a la de Chávez en la región. Teillier = apoyará a Frei en segunda vuelta y será despachado al salón de espera, donde reflexionará acerca de la paradoja de imposibilidad de su tienda; por una parte es imposible que crezca e influya más, y por otra no dejará de existir, lo que en términos prácticos significa convertirse en una pieza de museo.

Finalmente, le he dado bastantes vueltas al asunto, y creo que ganará Frei. Por una parte, no veo de dónde va a sacar más votos Piñera (no creo que cambie el padrón electoral), todavía no le hacen anticampaña, él cansa y no me queda claro que la UDI no le depare un charchazo de último minuto (aunque reconozco que es difícil, pues la señal de sacar a Hermógenes de El Mercurio fue una señal muy potente de apoyo de ese sector). Lo único que podría escaparse del análisis es que no hayamos leído bien qué pasó con la elección de alcaldes ni estemos en condiciones de ponderar qué implica el cambio de signo (de la Concertación a la derecha) de varias de las alcaldías de las comunas más grandes.

En fin, mando este post así no más, cargaíto a la política, sin tener claro si me gusta esta innovación editorial, pero ya está.

Salú

1 comentario:

Juan Carlos Santa Cruz Grau dijo...

Estimado, a proposito de la política, le dejo una historia que contaban por ahí, bajo frio del invierno, entre olivos envejecidos y parras desnudas:

"Érase una vez un empresario, de nombre S, muy mediático y pintamonos, dueño de una amplia sonrisa, canales de TV, y del equipo de fútbol más exitoso del país.

Apelando a la crisis, a la imposibilidad de administrar de la coalición de gobierno, y gracias a la ayuda de unos "ex" DC, logró desestabilizar a la "social-democracia-neo-izquierda-post-comunista-aburguesada". Convocadas las elecciones, las ganó con amplia mayoría, pues los rivales no ofrecían ninguna alternativa seria, en medio de sus acostumbradas bromas y frases construidas.

En su pragmatismo de empresario, se alió y con una "Unidad de Derecha Irreflexiva" fundada por ex-jóvenes adherentes del "antiguo régimen", muy cercanos al Opus Dei; y con unos fanáticos de "verde", que exigen mayores libertades tributarias, combaten al Estado central, y odian a los extranjeros.

Pero claro el pobre S, no tuvo más alternativa que darles el Ministerio de Interior, de Defensa, la Presidencia del Senado, y varios reductos más ...

Tuvo que incluir reformas para "defender al país de la inmigración extrangera sin control"; sacar al ejército a las calles a colaborar en el control de la delincuencia (inhibiendo a los grupúsculos anti-sistémicos a salir a la calle); promover reformas tendientes a privatizar la Educación (del jardín a la Universidad); y disminuir el gasto público en salud y educación, mientras lo aumentaba en "Seguridad Ciudadana" y represión.

Todo ello, para poder bajar los impuestos a las grandes empresas, aumentárlselos a las clases medias; vender todo lo que sea posible que aun sea propiedad del Estado; aprobar una norma que lo declara "inimputable"; y prohibir la interceptación de llamadas en casos de investigaciones policiales.

Pero claro, este señor S, no es SP sino SB, y no gobierna en la "delgada franja", sino en la querida "bota"... por suerte para los habitantes de la "delgada franja". Los otros en cambio tendrán que seguir comiendo sus tallarines amargos, mientras ven con asombro como a miles de kilómetros otros incautos siguen sus mismo pasos ...