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martes, 17 de marzo de 2009

Episcolario: ecúmene treintón

Chalo,

Tienes razón, toda esta voluptuosidad verbal tiene su origen en el hábito vicioso de quitarle el bulto al trabajo. Mi consuelo es pensar que en otros tiempos hacía lo mismo (hablar huevadas), pero de manera presencial, con tantas cervezas y piscolas que a ese ritmo me esperaba una vida social en AA (acrónimo de alcohólicos anónimos y no de andrés almeida). Por suerte mis amigos maduraron (no fue mi culpa), se pusieron a trabajar y ya no fue posible sostener tardes enteras y regadas de cháchara inconducente y campeonatos eternos de pin pon. Hoy ese idilio ya no es posible, pero internet ofrece su sucedáneo.

Felicito tu título "Chilistán en línea" al que agregué el paréntesis de "blogosfera", pues subraya un fenómeno que podría ser interesante y fértil si obviamos que responde a una crisis generacional: la cantidad de treintones dispuestos a dejar por escrito, leer y comentar inanidades. Hasta creo que podríamos fundar una generación, con legado y todo: aquellos zopilotes que fueron niños en dictadura, se les cayó el muro de Berlín en la cabeza cuando debían rebelarse de adolescentes y fueron jóvenes en la "democracia de los acuerdos". Deberíamos organizarnos y plantear a la ACNUR que somos una especie de especie límbica entre los siglos XX (eso de escribir...) y XXI (... y hacerlo por internet), que merece la calidad de refugiados de la ONU, tal y como algunos pueblos enteros que van tras los cascos azules porque su país no existe, o peor, ha cambiado de nombre y fronteras tantas veces que ya no se entiende nada. Si no, no me explico por qué tanta nimiedad. Como política humanitaria deberían arrebatarle un territorio a un estado fallido y dejarnos ahí para que podamos sentarnos a pensar cómo seguir adelante.

Me gusta esto de ampliar esta modesta tribuna a otros contertulios. A diferencia tuya, la competencia de largo de pendejos, en su rama femenina, estuvo lejos de causarme asco; más bien un morbo extraño. De todos modos, la narración de Tato me confirmó que el ecúmene periodístico de Chilistán se ha formado en un rigor similar, que traspasa las fronteras de nuestra pontificia universidad. Respecto a Pastelero, nada qué decir que no haya dicho en sucesivos comentarios, salvo ratificar que sus haikús periodístico ciertamente me han motivado a seguir escribiendo, siendo esta una de las razones por las que decidí fundar otro blog, el citizen almeida, que hace honor a mi profesión periodística. También influyó en la decisión el nuevo blog de Tuki. Me dije, si este doctor (c) habla de lo que le sale de culo y no hace su tesis, por qué yo tendría que estar trabajando. Felicito a Tuki, en especial por su relato, que estimo está soberbio. Eso sí, como descargo, le dejé a este mono un comentario y aún no se digna a publicar. Esto último me recuerda a alguien, que frente a la avalancha de palabrería inútil, debe tener hundido el cuello más abajo de las clavículas por no atreverse a escribir, algo que de seguro tiene ganas, pero no se atreve quizá por qué fobia propia de empleado público. Chachachachán, sí, hablamos de Memo.

Estamos al habla y a la espera de más episcolarios, que ya agrandamos la mesa.

Salú

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