será la pena del sol quemante
del agua escasa y tibia
porque mis manos no peinan
cabellos trigos
será por los zurcos secos
o por su tierra baldía
o por estar buscando imágenes
de un campo que no prodiga
será una melancolía de nada
que inventa días lluvios
el recuerdo improbable
de una tierra lejana, andina y joven
será la preciencia del hambre
en este páramo mío
la infértil conciencia mía
que pare imágenes campesinas
serán estas mis palabras
tan ancladas en ayeres
que resuenan onomatopéyicos
a dolores que no hieren
serán estos arcaismos
paridos de tristes filiaciones
de poetas españoles
en el siglo XX enterrados
serán las vacas flacas
los lamentos geográficos
por calamidades íntimas
como lágrimas presas
será este día de silencio
un día de guardar
un día de placeres mansos
de cuerpos inánimes
serán ciertas ausencias
serán medidas distancias
todas con nombres
y huesos blancos
será que huelo entierros
agrios y dulzones
donde hubo campos de flores
vivas y frescas
o será este día
un pagano viernes santo
y estas palabras tristes
rogativas encubiertas
que invocan nubes
que precipitan aguas
que riegan campos
que crecen plantas
que alimentan gentes
que justifican fiestas
que danzan cuerpos
que se besan
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