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miércoles, 23 de enero de 2008

Episcolario 4

Por GB, desde alguna ciudad del país del norte

Saludos,


Cada vez que se realiza una elección en Chile suele salir un siútico
(de preferencia algún político de esos con apellido compuesto) y decir
que acabamos de presenciar una "fiesta de la democracia". No puedo
estar más de acuerdo. La democracia que conocemos me parece algo tan
serio como una fiesta, de preferencia una de esas en que llegabas con
diez amigos colados, se iban directo al trago y alguno de tus
paracaidistas se desubicaba y terminaba echándole la foca al dueño de
casa.

Yo acabo de sobrevivir a una de esas "fiestas de la democracia". Fui
"capitán de recinto" de uno de los lugares de votación del caucus de
Nevada. No sé si cachas lo que son los caucus (yo terminé de entender
el sistema el mismo día en que se efectuó), pero son algo muy distinto
de una primaria pese a que cumplen el mismo fin: en palabras de
periodista engrupido de CNN, "elegir al próximo líder del mundo
libre". En fin, en los caucus la gente no vota, sino que simplemente
se presenta al recinto, se agrupa con los demás partidarios de su
candidato y es contada a dedo. Tal cual. A dedo. De ahí se determina
el número de delegados que gana cada candidato. Como podrás
imaginarte, el tipo que encargado de contar a los asistentes perdía la
cuenta a cada rato. Todo el mundo gritaba y se empujaba. Yo hacía como
que hablaba por celular. No podía dejar de pensar en la ironía de esta
gente que manda "observadores internacionales" hasta para las
elecciones de presidente de curso de un liceo en Venezuela y sin
embargo sus propios comicios son un desastre. Te juro que he visto
quemas de brujas más civilizadas que un caucus en Estados Unidos.
Pienso que como mínimo estas elecciones debieran ser monitoreadas por
cascos azules o, en el peor de los casos, personal de firmas como
Blackwater.

Tú sabes que al contrario de muchos intelectuales de patio
universitario, no me vienen reacciones alérgicas ante la sola mención
de EEUU o sus habitantes. Como bien decías en tu mail anterior, la
estupidez se reparte homogéneamente a lo largo del planeta (con la
excepción de Chilistán, por supuesto. Si hubiera un Google Earth para
mostrar las zonas más estúpidas del planeta, ya sabemos cuál país
brillaría más visto desde la estratosfera). Ciertamente no creo, como
dijera una compañera de curso nuestra, que "Estados Unidos es un
paladín de la democracia y eso es un hecho objetivo". Ese debe haber
sido uno de los momentos más cómicos de nuestro paso por la
universidad (aunque pensándolo bien, no). No es necesario aprenderse
una letra de alguna canción de "Los Miserables" o pasearse con un
libro de Galeano para saber de qué estamos hablando. Basta con ver CNN
y lo que está pasando en Irak. Sin embargo, tampoco me parece que a
este país se le pueda criticar de forma ramplona, con análisis
sustentados en años de ver "El Show de Bill Cosby" y un viaje a
Disneyworld cuando chico. Dicho eso, creo que la democracia en este
país ya no es una fiesta, sino más bien una fiestoca.

Tú idea de los microcuentos en los envases de shampoo me parece
simplemente genial. Para los que se inclinen a leer obras de mayor
aliento, podríamos hacer lo mismo, pero en el papel confort. De todas
formas, creo que a la luz de los resultados de las mediciones
internacionales de educación, el chilistaní promedio no alcanzaría a
leer un microcuento en el baño ni aunque estuviera enfermo de la
guata. Lo último que leí es que habíamos subido en el ranking y que
las autoridades pertinentes se golpeaban el pecho cual King Kong
arriba del Empire State, jurando de guata que sus reformas están
teniendo efecto y que los ingenieros en computación de Bombay y
Calcuta temen por su estabilidad laboral ante la arremetida de los
estudiantes chilistaníes. Creo que por el momento Palestina sigue
estando por sobre nosotros, lo que me parece pone las cosas en
perspectiva. Si el pequeño Hassan puede rendir mejor que un chilistaní
en una medición internacional mientras aprende a esconderse debajo de
su escritorio cada vez que escucha el ruido de una bomba, no veo cuál
es el motivo para alegrarse.

Leo con desazón acerca de tu disgusto por Apocalypto y La Pasión de
Cristo. Esta última debe ser una de las mejores palizas
cinematográficas jamás filmadas y hasta que la CIA deje de destruir
sus videos con sesiones de tortura o bien los desclasifiquen para que
nuestros nietos los puedan ver en Youtube, creo que nuestro instinto
sadomasoquista no tiene más opciones de ser sublimado. Algo
interesante sobre La Pasión es la adhesión fanática que generó entre
los mismos círculos que defendían la censura de La Última Tentación de
Cristo o que lloriquean porque películas como Rocky IV (el mejor
largometraje sobre la Guerra Fría jamás filmado) son muy violentas. De
hecho, para no ser acusados de hipócritas, un año después de su
estreno acá se exhibió una versión editada de la película para toda la
familia. La verdad, sólo he visto la original y creo que si le quitas
las escenas violentas no te puede quedar más que una sinopsis de 2 o 3
minutos. Si fuera creyente, no me imagino disfrutando de una película
en que le pegan a mi dios por dos horas y media y, aparte de los
gritos de dolor, no entiendo qué es lo que están diciendo. Lo más
cercano a alguien que admiro es Rocky Balboa y nunca me ha gustado
presenciar sus golpizas a manos de matones como Mr. T o Iván Drago. De
hecho, siempre las adelanto hasta el round 14 o 15, cuando se
recupera, gana y el doble de Gorbachev se retira indignado. Quizás si
La Pasión hubiera tenido un round 15 hubiese sido una mejor película.
En fin, si quieres ver una sátira despiadada de Mel Gibson y sus
películas, busca o baja el capítulo de South Park dedicado a "La
Pasión". Nunca me reído tanto.

Ok, sonó el silbato y debo volver a la fábrica. Un abrazo y estamos hablando.

1 comentario:

clau dijo...

A mi me gusto apocalypto, me angustie n , pero me gusto.