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viernes, 4 de enero de 2008

Estadio Nacional Julio Martínez



Me prometí que en mi blog no comentaría nada que haya pasado por un medio de comunicación, porque de eso ya hay mucho y es una lata, pero hoy la noticia de que van a ponerle "Julio Martínez" al Estadio Nacional, simplemente me hizo dar vuelta excepcionalmente mi decisión, por lo que a continuación publico la carta que en breve mandaré a los diarios y que nunca aparecerá en ellos:


Sr. Director

Hay cosas que simplemente son indignantes, por lo superfluas y borreguiles. Muere Julito Martínez, y los medios y la fauna salen en orquesta a canonizar al –supuestamente– prohombre del periodismo chileno. El acabose: la Presidenta Bachelet (¡la Presidenta!) aprobando llamar al Estadio Nacional “Julio Martínez”.

Vergüenza.

Sé que es de mal gusto hablar mal de los recientemente muertos, pero ¡por favor! ¿En qué JM fue particularmente destacado, salvo en el hablar florido?

Definitivamente nadie merece que el histórico Estadio Nacional –en las que tantas cosas han pasado, con muertos, torturados y todo– lleve el nombre de un periodista que nunca se jugó demasiado por nada, salvo por su mujer (lo que es loable, pero simplemente no da…)


Es la estupidez total. Es como que en 50 años más exista el Court Central Fernando Solabarrieta, el Teatro Nacional Gonzalo Valenzuela, el Teatro Municipal Salo Reyes, la Biblioteca Nacional Enrique Lafourcade o el Palacio La Moneda Michelle Bachelet.


Capaz.

7 comentarios:

Unknown dijo...

No me parece tan descabellado, de hecho propongo a través de las autoridades una extensión, a saber:
Estado Nacional Julito Martínez con Beatle.
Y para tenerlo presente, cuando el loable Honorato muera, propongo el siguiente nombre:
Corte Suprema Pablo Honorato

Unknown dijo...

Chile, cada cierto tiempo, debe sufrir estos ataques de sinceramiento con nuestras raíces para evitar la esquizofrenia identitaria. Reacciones desmesuradas como las que hemos presenciadas tienen su correspondencia en la literatura en un fenómeno llamado realismo mágico o lo real maravilloso, es decir, son fenómenos que a todas luces parecen descabellados ante la lógica y la razón, pero que ocurren en países como el nuestro.
Por lo demás, existen algunos elementos que sirven como atenuantes del caso:
-En un país donde no existe ninguna figura deportiva sobresaliente resulta irónico -genialmente irónico- que el nombre del principal coliseo sea el de alguien que no practicaba deporte sino que lo comentaba.
-El Estadio Nacional se cae a pedazos. Es decir, está más deteriorado que JM en sus últimos meses y por lo tanto el nombre refleja algo de verdad. Además, si sigue así no habrá estadio en diez años más y por lo tanto el error no perdurará por tanto tiempo.
-Según me informa un ratón de biblioteca, el verdadero nombre del Estadio Nacional es Carlos Dittborn, pero nadie lo recuerda. ¿Por qué no olviadarse del de Julio Martínez?
-Que le pongan JM a un estadio no es lo peor que está pasando en el país después de todo.

Anónimo dijo...

Grande guatón.

Simplemente digno de Chilistán, después que nadie lo pesaba y todos pedían a gritos la renovación de quienes comentan deporte, ahora tiene calle (cercana al Est. Santa Laura)y estadio con nombre propio...muussshhho)
Nunca tuvo una postura sobre los temas que realmente importan, le sacaba el poto a la jeringa y pedía entendimiento y buenas causas..
Mamón.

La santa es la mujer de JM que soportó a la madre una pila de años, y obviamente terminó ella cuidando a la eñora.

Juan Carlos Santa Cruz Grau dijo...

Vamos por orden. En primer lugar, el Estadio ya tiene un nombre (Estadio Nacional de Chile) y hasta apodos ("El Nacional", "Elefante Blanco"), será fome pero es el nombre. Segundo, si quieren ponerle un nombre de "alguien", hay personas en la lista que deberían estar antes: el mejor futbolista de nuestra historia, Elías Figueroa (o el mejor atleta, ya que también sirve para el atletismo); quizás el del mayor promotor de la actividad en sus inicios en Santiago, que permitió que se desarrollara el Fútbol en Chile (Juan Ramsey, el padre del fútbol santiaguino); quizás, el presidente de turno (Arturo Alesandri); o del urbanista que lo proyectó (Karl Brunner, el mismo de los edificios del Barrio Cívico en torno a la Moneda)... y probablemente hayan muchos otros con tales merecimientos. Pero bien, el punto es ¿por qué JM?, y la respuesta no es obvia. No es el más grande en ningún área, no es el mejor periodista, y no es el mejor comentarista deportivo, fue muy relevante en un tiempo y tiene una trayectoria muy respetable, pero no lo suficiente como para que el principal estadio de Chile lleve su nombre. Paralelamente, todo lo bueno que pueda tener como profesional no lo extrapola al resto de las esferas de la vida, baste recordar como nunca quizo salir ni tímidamente defiendo ni a víctimas ni a victimarios durante la dictadura, estando en una posición que exigía una definición, y tras la cual no puede alegar ignorancia, cuando los perseguidos eran justamente sus colegas, y aquellos sobre quienes "comentaba" (algunos deportistas). Ponerle el nombre de un recinto en el que algunos de sus colegas, que no quiso defender, fueron torturados y hasta asesinados, es una ironía cruel, por decir lo menos.

Resumiendo, antes de "bautizar" un recinto (el más importante del país en este caso), debe pensarse en los méritos y las razones que ligan su nombre con el lugar, no hacerlo sólo como consecuencia de la inmediatez mediática, y como forma de desviar la atención de las cosas urgentes.

Ahora bien, si quieren rendirle honores a JM por su labor, está bien, pero háganlo en su dimensión, es decir, dentro de su actividad, nombren la sala de prensa del Estadio JM, o algo así, pero claro se toparán con que ya se llama "Carlos Guerrero". Aunque no se desalienten, aun queda la cabina de transmiciones sin nombre.

PD: El estadio que se llama Carlos Dittborn es el de Arica, que yo recuerde el "Nacional" no lleva el nombre de nadie, aún.

JC

renato dijo...

al final da lo mismo, todos le van seguir diciendo Estadio Nacional, así como a a Macúl o al Paruqe Intercomunal. Al final, la gente es más sabia y menos salamera de lo que parece

Citizen Almeida dijo...

coincido con renato, y me da alivio su punto de vista. Es verdad, a este país autoritario le da por nombrar las cosas según criterios de majestad, pero la gente no pesca, sumo a los ejemplos de renato los siguientes:

Plaza Italia (Baquedano)

Alameda (Libertador Bernardo O'Higgins)

Diagonal Oriente (mil nombres, incluido Jaime Guzmán)

etc...

Pelao dijo...

Coincido contigo en que ponerle JM al Estadio Nacional es algo exagerado, sin sentido ni futuro.

Pero eso de irse en picada contra él me parece sobrerreaccionar. JM no tiene la culpa de que la gente sea tan tarada y tenga estos arranques de sentimentalismo tras su muerte, como expiando culpas por haberlo abandonado en vida (como se hace con todos los viejos en este país).

Por lo mismo es necesario ponderar los hechos y al personaje en su justa medida. Está claro que su estilo de periodismo era muy distinto al que impera hoy en día. No era ni acusador ni buscaba la polémica gratuita. Pero tampoco fue un viejo que le chupara el pico a la dictadura.

Era quizás tan solo el típico chileno de a pie, el que se toma el shop con fanta, y que aun cuando le hace el quite al conflicto disfrazando la realidad, para sus adentros tiene clara la película y no le vienen con cuentos.