Por Tuki Ceballos, desde París
¿Te hai cacha’o perla,
Japines escritor,
que con mi color
no podís hacerla?
Gracias a mis payas,
rimas hechas de oro,
se te calló el loro:
¡quédate en la raya!
¡Buena, Don Renato!
ese es gran consejo:
Japines pendejo,
cállate un buen rato.
sé que del Ecuador
heredaste labia,
pero gente sabia
duda de tu tenor.
mira que tus glosas,
más que convencernos,
son clichés de invierno:
frías y lluviosas.
Óyeme y atina
vos que soi consultor:
ríndete a la calor,
y usa la piscina.
¿quién es Pastelero?
¿dónde está su nombre?
veo que responde
y créese primero.
Ya no entiendo cuántos
pasan por payeros.
son todos pajeros,
poetas sin canto.
Buenos pal apodo,
poco nombre propio,
ocultos como opio,
puros punta y codo.
Digan su apellido,
tránsfugas caballos.
aquí este Ceballos
los dejó rendidos.
Esta sí es carrera,
gano con ventaja.
paren con sus pajas
o les doy de a veras.
¿A quién más me clavo?
¡denme mi galvano!
o les parto el ano
vates de a centavo.
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